Un viaje de búsqueda interior

GUADALAJARA, JALISCO (19/OCT/2011).- Esta historia comienza en la estación Juárez ubicada en Federalismo y López Cotilla, donde Rosalba Fernández está lista para emprender un viaje que más bien es una huída de los convencionalismos y una búsqueda de su verdadero ser. Y es que siempre fue la novia, la amiga, la amante, la hija, la hermana, la sobrina, la estudiante, la de los pantalones rotos, pero nunca ella: “podría haber sido otra y nadie se hubiera dado cuenta”.

Barcelona es el destino. Rosalba (protagonista y único personaje de la obra Estación Juárez) nunca ha estado ahí, pero no importa. Lo que verdaderamente cuenta es que finalmente ha podido escapar de su perfecto novio Germán Hinojosa, con quien tiene un compromiso que ha llegado al punto de la asfixia. En esa situación de crisis, narra dos recorridos: el interior y el exterior.

De sus ojos para afuera se extiende, en primer lugar, Guadalajara con sus avenidas repletas de autos y su gente bajita y morenita; después, el viaje en el tren, la espera en el aeropuerto, el vuelo de 10 horas, la confusa llegada, el hospedaje, la visita a los puntos turísticos, el encuentro y desencuentro con otros viajeros; hacia adentro, Rosalba recorre su infancia, la relación con su madre y hermano, analiza su noviazgo con Germán, tiene sueños vívidos, recuerda Guadalajara con amor y odio, y se cuestiona sobre el futuro, el significado del amor, la libertad y su identidad.

En este viaje los espacios urbanos son elementos fundamentales, entre los cuales se pasa a través del monólogo de Rosalba, quien nos guía mentalmente por la Sagrada Familia, el Parc Güell y el mar Mediterráneo; para luego regresar a la ciudad natal. Todo sin movernos del asiento y en un escenario casi vacío. Los recursos escénicos se reducen a cambios en la iluminación, poca utilería y música que acompaña distintos momentos de la narrativa, mientras que la actuación de Vera Wilson se complementa con movimientos dancísticos y pequeños fragmentos de canto.

Estación Juárez pertenece a una serie de monólogos escritos por Teófilo Guerrero, cuyo hilo conductor es la vida en la ciudad. La obra se puede ver éste y el próximo miércoles a las 20:30 horas en el Estudio Diana.