Viernes, 26 de Julio 2024
Cultura | Germen de la modernidad en la danza

Un siglo de los legendarios Ballets Rusos

Los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev dieron inicio a la era moderna de la danza clásica y hoy se cumplen cien años del evento

Por: EL INFORMADOR

PARÍS, FRANCIA.- Los amantes de la danza y los organismos dedicados a las conmemoraciones tienen motivos de alegría. Hace ahora exactamente 100 años que los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev debutaron en el Teatro Châtelet de París, inaugurándose así la era moderna de la danza clásica, un proceso profundamente renovador que implicó a los más importantes artistas de su tiempo en varias disciplinas, desde la música hasta la pintura, pasando por el ballet mismo, verdadero soporte y laboratorio. Un siglo, ya, de un cuerpo de baile convertido en leyenda.

Diaghilev fue un inquieto directivo de los Teatros Imperiales rusos que en 1908 conoció gracias al pintor Alexandre Benois a Mijail Fokine, un bailarín muy culto, profesor y coreógrafo del Marinsky de San Petersburgo, que llevaba tiempo empeñado en cambiar el apolillado ballet de la época. Los tres compartían la idea de que la danza era un arte completo gracias a su unión de drama, música, baile y arte. Crearon una compañía que fuera capaz de integrar todas estas disciplinas con una mirada alejada de lo tradicional. Y como no había nadie mejor para hacer esto que los creadores vanguardistas, pidieron la colaboración a compositores, pintores y escritores.

Una vez creada la compañía marcharon a París aprovechando los contactos que Diaghilev tenía allí. En la capital francesa debutaron el 19 de mayo de 1909 con un programa triple que interpretaron, entre otros, Nijinsky y Pavlova, para la que Fokine había creado años antes La muerte del cisne. El éxito del estreno, como ocurrió con los espectáculos que presentaron durante años sucesivos, afianzó la empresa de Diaghilev y su idea de colaborar con los artistas de vanguardia. Así, Matisse, Braque, Miró y Juan Gris elaboraron escenografías y vestuario, para partituras que músicos como Debussy, Richard Strauss, Stravinski y Satie, entre otros muchos, compusieron para ellos.

Al compositor ruso le encargó la creación de varias de las obras que luego fueron de las más importantes de su carrera, provocando en algunos casos escándalos sonoros. Ocurrió con La consagración de la primavera. Stravinski y los Ballets Rusos presentaron la obra en 1913 causando una barahúnda impresionante. Durante la función en el Teatro de los Campos Elíseos se produjeron protestas, lanzamiento de programas al escenario y hasta peleas entre un público enfrentado por lo que unos espectadores consideraban una salvaje aberración y otros una obra de arte.

A esos problemas la compañía añadió otros no menos importantes como los celos entre su primer bailarín y el empresario, que había echado el ojo a un nuevo coreógrafo, Leonid Massine. Además, la Guerra Mundial llegó a Europa, por lo que la formación emprendió, a partir de 1916, sucesivas giras hasta que se estableció en la neutral España, invitada por el rey Alfonso XIII.

Al acabar la guerra, Diagnilev abandonó España y volvió a una Europa que era diferente. Aunque los problemas llegaron de otra parte. Uno muy importante fue la ruptura del equilibrio entre las diferentes artes, relegando la danza a un segundo plano.

Pero lo que acabó con la compañía fue la muerte de Diagnilev en 1929, que disolvió los Ballets Rusos para siempre, sin que las compañías que intentaron sustituirla, formadas por algunos de los grandes artistas que integraron la original, lo consiguieran.

 

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