Viernes, 10 de Octubre 2025
Cultura | El segundo concierto, Básicamente barroco, abrió con la Sinfonía No. 39

Un proyecto de contratenor

El segundo concierto, Básicamente barroco, abrió con la Sinfonía No. 39 en Mi bemol mayor, K. 543, de Mozart

Por: EL INFORMADOR

El contratenor Santiago Cumplido se presentó el viernes pasado con la OFJ, en el Teatro Degollado. M. FREYRÍA  /

El contratenor Santiago Cumplido se presentó el viernes pasado con la OFJ, en el Teatro Degollado. M. FREYRÍA /

GUADALAJARA, JALISCO (31/OCT/2010).- Santiago Cumplido quiere ser contratenor; ya el tiempo dirá si lo consigue. Tiene el timbre; le falta el resto: en materia de facultades, la entonación, la potencia y el fiatto que demandan las larguísimas notas que abundan en la literatura musical para esa tesitura; en materia de técnica, la agilidad, los trémolos y la capacidad para hacer frente a las endemoniadas exigencias de coloratura.

Prospecto de contratenor, pues, y aún no contratenor consumado, Santiago quedó a deber la noche del viernes. Se le concedió el rol estelar en la cartelera del segundo concierto de la temporada (Básicamente barroco, la divisa) de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) en el Teatro Degollado. La convocatoria fue raquítica: menos de media sala. La respuesta de los asistentes, generosa: aplaudieron lo que aportó Cumplido: el esfuerzo.

El grado de dificultad del programa, considerable por sí mismo, se incrementó porque las obras son bastante conocidas, merced a que los contratenores, prácticamente en desuso durante mucho tiempo, en los últimos años se han puesto de moda. Así, fue notorio que la voz aniñada de Santiago Cumplido es aún plana, débil, torpe e insegura; en los graves, casi inaudible no obstante la colaboración de la orquesta y la batuta de Enrique Radillo, que dosificó el volumen para no aplastar al solista.

Vedró con mio diletto, de Vivaldi; Va tácito e nascosto y Scherza Infida, de Handel; Alto Giove, de Pórpora; Ombra fedele anch’io, de Riccardo Broschi y el encore que se añadió al programa hicieron suspirar por las muchas versiones (David Daniels, Andreas Scholl, Philippe Jaroussky…), infinitamente mejor logradas, disponibles en el presente.

La velada se abrió con la Sinfonía No. 39 en Mi bemol mayor, K. 543, de Mozart. Obra fascinante, aunque se limite a ser la hermana menor de las grandes sinfonías (París, Praga, Haffner, Júpiter…) del último ciclo de su autor. Radillo, director asistente, consiguió una lectura pulcra, sí, pero sin alma. Las notas estuvieron presentes; no así la letra pequeña de la partitura… ni, en consecuencia, la música. La batuta de Radillo (como la del titular Héctor Guzmán) se limita a marcar compases; no acierta a poner matices… Vale para Radillo, pues –“mutatis mutantis”– lo dicho para Cumplido: ya el tiempo dirá si llega a ser director.

EL INFORMADOR /Jaime García Elías

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones