Tutankamón y otros desastres de la restauración

GUADALAJARA, JALISCO (30/ENE/2015).- La máscara de Tutankamón, icono del Museo Egipcio de El Cairo, sufrió en agosto de 2014 un accidente que rompió su barba mientras el recinto era reacondicionado en su iluminación. Tras algunos meses de espera esta pieza se encontraba en proceso de restauración, cuyos trabajos eran encabezados por la restauradora responsable del museo, Ilham Adbelrahmán. Sin embargo, ante el resultado polémico del estado estético de la pieza, la queja de algunos trabajadores del mismo museo hizo ruido en los oídos del ministro de Antigüedades, Mamduh Al Damati, quien el pasado miércoles decidió destituir a Abdelrahmán.

La historia sobre esta “restauración defectuosa” aquí no termina. De acuerdo con el director del departamento de Museos, Ahmad Sharaf, se investigará a todas las personas relacionadas con lo ocurrido. Por el momento, la restauradora ha sido “castigada” con el traslado a un departamento donde difícilmente podría romper una cosa, y mucho menos restaurarla, como lo es el Museo de Carruajes Reales, mientras que su puesto será ocupado de forma interina por el principal especialista en trabajos de restauración del Museo Copto, Said Abdelhamid.

Pero, ¿qué fue lo que sucedió? La joya de la corona del mayor museo de arte faraónico del mundo fue restaurada por Abdelrahmán utilizando una especie de resina epóxica, para adherir de nuevo la barba al rostro. Sin embargo, la resina quedó completamente a la vista y, lo peor para muchos especialistas es que para eliminar algunas rebabas se lijó la zona.

¿Un daño reversible?

De acuerdo con el ministro de Antigüedades, Mamduh Al Damati, los medios de comunicación han exagerado la noticia, y asegura que el daño “puede ser reversible”. Ante esta declaración, el restaurador alemán Christian Eckmann, quien colabora con las autoridades egipcias es más prudente y comparte que “es la ejecución lo que no se hizo de la mejor manera y es obvio si se ve la máscara. Así que yo sugeriría hacerlo de nuevo”.

Incluso, el experto alemán considera que la utilización de la resina poxídica es habitual en estos casos de restauración, y para él la máscara no corre peligro, sin embargo coincide con los críticos en que “la pieza podría haberse restaurado mejor de lo que se hizo”.

Los técnicos “usaron un material conocido como irreversible, pero en realidad no lo es en el sentido original de la palabra. Es difícil de revertir. Es una operación importante, pero puede hacerse”, dijo Eckmann sobre esta cuestión.

Ahora, un comité de expertos se ocupará de los nuevos trabajos de conservación para intentar devolver a la máscara su aspecto original. Sobre los raspones en la barbilla, el experto alemán indica que desconoce su origen.

Con información de agencias y El Universal

EL DATO

Más sobre la máscara

> Tutankamón ocupó el trono de Egipto entre 1332 a. C. y 1323 a. C., desde los 9 ó 10 años hasta su fallecimiento cuando tan sólo contaba con 19 años.

> El niño rey, según un estudio de 2014, tenía una morfología peculiar, con el labio superior prominente, caderas casi femeninas y un pie cavo, que posiblemente le obligaba a caminar ayudado de un bastón.

> La barba llevaba en realidad adherida a la figura de Tutankamón desde 1944, 22 años después de que la tumba de este joven faraón de importancia menor en la historia egipcia, pero rodeado de fascinación, fuera hallada en el Valle de los Reyes (Luxor) por el británico Howard Carter.

RESTAURACIONES FALLIDAS

El "Ecce Homo" de Borja

Una de las más recientes restauraciones fallidas es la del "Ecce Homo" de Borja en 2012. Pero no se trataba de un experto en restauraciones quien cometería la pifia, sino la octagenaria Cecilia Jiménez, quien por “buena voluntad” intentó reparar esta pintura del siglo XIX, ubicada en Zaragoza, España. La anciana pasó de la vergüenza a la fama en poco tiempo y con miles de “memes” se hizo burla de su restauración, al tiempo que ya se comercializaban camisetas, tazas y un sin fin de objetos alusivos al mal trabajo.

"El Caballero de la mano en el pecho", de El Greco

"El Caballero de la mano en el pecho", un óleo pintado entre 1578 y 1580, y resguardado en el Museo del Prado, tuvo en 1996 una restauración con la sorpresa de que esta pintura no se encontraba sobre su fondo negro original, sino en gris. Las voces se alzaron en contra del restaurador Rafael Alonso, a quien se le fue la mano con la limpieza de los barnices. En 2010 se lanzó un documental en el que Emiliano Cano, licenciado en Bellas Artes, señaló que dicha restauración “se hizo con prisas y contraviniendo los protocolos internacionales de restauración”.

"La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana", de Leonardo Da Vinci

En el Museo de Louvre existe una obra de alto valor religioso e histórico, la pintura de "La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana", de Leonardo Da Vinci. Durante el siglo pasado siempre se buscó la forma de restaurar esta pieza de arte, sin embargo, ante el temor de que los disolventes borraran el lienzo la idea había sido descartada. Fue en 2009 cuando se tomó la decisión de restaurar la obra, cuya justificación indicaba que los rasgos faciales, principalmente de Santa Ana y el Niño Jesús, corrían el riesgo de perderse. Los tonos suaves se convirtieron en colores brillantes.

"El Caballito", de Manuel Tolsá

La escultura de "El Caballito", de Manuel Tolsá, fue hecha en honor a Carlos IV, pero esta sufrió graves daños tras los trabajos de una restauración en 2013, cuando se encontraba en manos de la empresa restauradora Marina, Restauración de Monumentos. El daño “irreversible” equivale a 1.41 millones de pesos. La pieza, que se encuentra frente al Museo de Arte Nacional (Munal), está en manos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), así como un equipo restaurador encabezado por Agustín Espinosa, quienes intentarán restaurar la pieza.