Música que cura las heridas

GUADALAJARA, JALISCO (15/MAY/2011).- El piano y la orquesta se apoderarán esta noche del Teatro Degollado. Como parte de las actividades musicales del Festival Cultural de Mayo 2011, el pianista canadiense Ian Parker y el director emérito de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), Héctor Guzmán, se presentarán en concierto esta tarde a las 18:30 horas. Ejecutaran composiciones de los estadounidenses George Gershwin y Richard Danielpour.

El público tapatío tendrá el honor de disfrutar la pieza Concierto para Orquesta, de Danielpour,  primera vez que se interpreta en México, y lo harán los músicos de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ). Héctor Guzmán califica a la obra como una pieza de “grandes contrastes y una dificultad musical extraordinaria”.

El pianista

Ian Parker aprendió a tocar el piano al lado de sus padres, también panistas, y se enamoró de ese instrumento, aunque también aprendió a tocar los trombones y el órgano. Se describe como una persona que le gusta utilizar sus manos para hacer música. “Me encanta el trabajo en equipo, pero me apasiona el ejecutar solo un instrumento y eso lo puedo hacer con el piano” hecho que relaciona con otras actividades de su vida diaria como practicar tenis porque le permite hacer movimientos de manera individual, “me gustan los solos”.

Se considera un pianista relajado y libre a la hora de estar en el escenario. Durante años ha practicado con una maestra pianista en la ciudad de Nueva York, quien siempre la ha dicho que debe “dejar que el piano se toque ‘por sí mismo’ y no tratar de controlarlo”.

Con una gran sonrisa y un brillo en los ojos comenta que se siente muy cómodo en la ciudad, le ha parecido maravillosa y se siente asombrado por la arquitectura y el diseño del Teatro Degollado, “el sonido es maravilloso. El sonido te rodea en esta sala, no importa que tan suave toques, puedes escuchar que todos los sonidos vienen hacía ti. La gente es mucho más apasionada que en Norteamérica, eso me encanta”, aunque también  Montreal, Berlín y Francia son las ciudades donde ha encontrado una gran conexión entre la audiencia, el escenario y los músicos.

No sólo sonidos

Con referencia en la situación de violencia que se vive en el país, el compositor Danielpour afirma que es posible “hacer la paz con la música”. Explica que cuando alguien asiste a un concierto, además de escuchar los sonidos, debe de preguntarse, qué es lo que  la música trata de decir, y cuál es el sentimiento que quiere transmitir, “los músicos en los conciertos están hablando con la gente.”. Para él la música permite que las personas se reúnan, a pesar de las diferencias que pueden llegar a tener.

Recordó que en 1960, durante la guerra fría, la Unión Soviética y Estados Unidos enfrentaban una intensa lucha ideológica y política, la orquesta filarmónica ofreció un concierto en Moscú, que ayudó a aflojar las tensiones que había entre los dos países, la gente disfrutó de la música sin que le importara de que país fueran los músicos. La música no sólo funciona como un catalizador para reunir a la gente, sino como  un catalizador para “curar” las grandes heridas que puede provocar la violencia o una guerra”.

La música se vive

Para Danielpour, la música de orquesta es algo que se tiene que escuchar en vivo. “Yo no escribo música para las grabaciones. Yo compongo música para actuaciones en vivo. Cuando compongo las piezas yo nunca pienso en que serán grabadas y la gente las va escuchar después”, sino que piensa en el público que estará enfrente de los músicos y en la energía que les transmitirá escuchar cada uno de los sonidos de los instrumentos de la orquesta.

Parker asegura que la experiencia de estar en un concierto alimenta el amor que alguien puede tener por la música, a pesar de que también se disfrute en espacios íntimos como en una habitación o la sala de nuestras casas, incluso en el auto. Reitera que escuchar la música en vivo es una experiencia que cada vez que se tiene despierta el alma. “Cada minuto en un concierto se vive de manera intensa. No me comunico con las personas en un lenguaje verbal sino con la música”. Le gusta tocar el piano porque ello le ha permitido viajar a varias partes del mundo, conocer mucha gente y diferentes culturas. 

Ian Parker práctica cuatro horas al día las piezas que ejecutará en sus próximas actuaciones. “La clave es practicar pequeños lapsos de tiempo todos los días, no horas y horas de vez en cuando”. Danielpour comparte esta idea, pues para él no importa cuántas horas practica un músico “lo que realmente importa es cuántas horas se escucha música de otros. La clave es ser un buen escucha”.
La cita es hoy a las 18:30 horas. El costo de los boletos es de  100 y 200 pesos.

''Escuchar la música en vivo es una experiencia que despierta el alma''
Ian Parker, pianista.

Ian Parker

Debutó como concertista en 2004 en el Walter Reade Theater del Lincoln Center. Es moderador en una serie de nuevos recitales en Vancouver para la presentación de artistas jóvenes.
Ian Parker nació hace 33 años en Vancouver, Canadá en una familia de pianistas y empezó sus estudios de piano a los tres años con su padre, Edward Parker. Estudió la licenciatura y maestría en Estudios Musicales en la Juilliard School of Music.
En 2001 ganó el Primer Premio en el concurso de la CBC National Radio Competition, también ganó el Gran Premio en el Festival Nacional de Música de Canadá, el Concurso Internacional Corpus Christie y el de la Montreal Symphony Orchestra. El Consejo de las Artes de Canadá le otorgó la beca Sylva Gelber, que es concedida anualmente al “artista canadiense más talentoso”.

Richard Danielpour

Se ha convertido en uno de los compositores más aclamados de su generación. Estudió en el Conservatorio de Nueva Inglaterra y en la Juilliard School of Music. Su labor educativa se desarrolla tanto en la Facultad de Música del Curtis Institute of Music como en la Manhattan School of Music, a demás de impartir clases magistrales en todo el país y ejercer como maestro residente en múltiples ocasiones.

Danielpour ha dicho que “la música debe tener un impacto visceral inmediato y evocar una respuesta también visceral”. Este elemento se percibe en toda su obra. Se le escucha expansivo, arrebatador, con gestos románticos y acentos rítmicos llenos de energía, aunados a características de estilos contrastantes. Sus orquestaciones han sido descritas como sorprendentes, introspectivas y llenas de belleza melódica.