Cultura | El espacio como elemento vivo Merce Cunningham revela los secretos de la danza Global Rhythm publica la traducción de charlas con el gran coreógrafo fallecido en 2009 Por: SUN 26 de diciembre de 2010 - 01:05 hs El coreógrafo pensó en la naturaleza del arte y buscó un lenguaje que le permitiera desentrañar su misterio. EL UNIVERSAL / CIUDAD DE MÉXICO (26/DIC/2010).- En 1992, la escritora Jacqueline Lesschaeve realizó una serie de entrevistas al bailarín y coreógrafo estadounidense Merce Cunningham (Centralia, Washington, 1919-Nueva York, 2009) y delineó de manera detallada un retrato del creador, considerado uno de los genios del arte del siglo XX. En el libro El bailarín y la danza, traducido recientemente al español por Helena Álvarez de la Miyar, para la editorial Global Rhythm, el creador escénico, impulsado por las preguntas de Lesschaeve, cuenta los procesos que experimentó para llegar a ser el reformador por excelencia de la danza contemporánea en el siglo pasado. Se trata de un texto que consigue acercar al lector, con un lenguaje sencillo y ameno, a un tema abstracto y evanescente, el de la danza. Recurriendo a la entrevista como un género mayor que puede ofrecer una historia profunda sobre un personaje y una época, la autora se adentra en los complejos conceptos con los cuales Cunnhingham revoluciona, a mediados del siglo XX, todo el mundo de la danza contemporánea. Para comprender mejor la evolución y posición artística del personaje, la autora hace algunas preguntas para establecer el origen del creador, su historia personal, familiar, sus sueños de niño, la manera en que toca por primera vez el universo dancístico y luego cómo llega a Nueva York a construir la obra que le ha dado fama mundial. “No me convertí en bailarín –dice Cunnhingham–, siempre he bailado, siempre he deseado bailar, aunque he de reconocer que tampoco se me ocurrió de pronto a la edad de cinco años que quería ser bailarín. Mi padre era abogado y mis dos hermanos han seguido sus pasos y han vivido siempre en la misma ciudad del estado de Washington”. Fiel a su propio estilo Cunningham no sólo salió de la ciudad en donde nació, su ímpetu y talento lo llevaron a la metrópoli emblemática de las vanguardias artísticas del siglo XX, Nueva York, y ahí escribió uno de los capítulos de gran relevancia en la historia del arte contemporáneo. Estudió y formó parte de la compañía de Martha Graham (1937-1943), otra mítica creadora de la danza contemporánea mundial; pero a diferencia de otros alumnos de la coreógrafa, Cunningham no la puso en un nicho, al contrario, abrevó todo lo que pudo del conocimiento de Graham para entender la naturaleza del movimiento, pero siempre supo que ese no era su lenguaje. Cunningham se separó de la danza para hacer la danza que él quería. Una paradoja aparente; el creador creía que en las escuelas convencionales de la danza contemporánea de su época había demasiadas ataduras, por lo que empezó a relacionarse con los pintores y artistas visuales, que en aquella época reflexionaban en torno a la naturaleza del arte. Así, admiró profundamente a personas como Marcel Duchamp, Max Ernst y Andy Warhol, con quienes se identificaba en espíritu. De hecho, Andy Warhol colaboró en la pieza coreográfica Rain forest, en 1968. Sin embargo, con quien Cunningham hizo una gran mancuerna creativa fue con el músico John Cage. La dupla experimentó con rigor matemático la naturaleza de la música en su relación con el espacio y el cuerpo, que Merce Cunnhingham explotaba, a su vez, como un instrumento expresivo en sí mismo, que no requería narrar una historia para conseguir un impacto emocional. Ambos ofrecieron sus “eventos” en espacios no tradicionales, convocando a un público al que veían más como cómplice y participante del fenómeno artístico que como espectadores. Cunningham rompió los esquemas convencionales de la danza, pensó en la naturaleza del arte; buscó un lenguaje que le permitiera desentrañar su misterio o al menos echar una luz sobre él; pensó en el espacio como elemento vivo en la obra artística y en el bailarín como sujeto en libertad, cuya misión era buscar en su cuerpo el movimiento que la obra requería, no obstante que ese movimiento le pareciera antinatural o contrario a lo aprendido. Un fenómeno evanescente “Si, es difícil hablar de danza. No es que sea indefinible, pero sí es evanescente; yo suelo comparar las ideas sobre la danza y la danza misma con el agua. Sin duda es más fácil describir un libro que describir el agua. Bueno, tal vez… Todo el mundo sabe lo que es el agua y lo que es la danza, pero precisamente es la fluidez que las caracteriza lo que hace ambas cosas indefinibles. No estoy hablando de la calidad de la danza sino de su naturaleza (…) Pienso en la danza como una constante transformación de la vida misma”, le platicó Merce Cunningham a la escritora Jacqueline Lessvchaeve en esas entrevistas. El bailarín y la danza es un libro emotivo, que permite al lector conocer de cerca a uno de los grandes creadores del siglo XX, y también la interesante relación creativa que durante su larga vida productiva sostuvo con otros genios artísticos como John Cage, Robert Rauschenberg, JasperJohns, Morris Graves, Frank Stella, Andy Warhol, Bruce Nauman y Robert Morris. El creador Merce Cunningham nació en Centralia, Washington, el 16 de abril de 1919, y murió el 26 de julio de 2009 . Fue solista de la compañía de Martha Graham (1937-1943). Presentó su primer concierto solista con el músico John Cage, en Nueva York, en abril de 1944. Fundó a la compañía que lleva su nombre en 1953 y creó alrededor de 200 obras coreográficas, entre ellas Torse, Dromenon, Dream y Rain forest. Temas Artes Escénicas Danza Merce Cunningham Lee También Pequeñas grandes aventuras en las Fiestas de Octubre La UdeG celebra centenario de su refundación con un homenaje a sus figuras destacadas El Festín de los Muñecos cumple 20 años; anuncian el cierre de un ciclo Cantos de tierra y exilio: Illapu vuelve a Guadalajara Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones