La huella eterna de Rodolfo Morales

GUADALAJARA, JALISCO (07/MAY/2014).- Un artista cuya obra mantiene vigencia, y cuya visión del mundo logró romper los esquemas de su tiempo. Las palabras siempre van a faltar cuando se trata de definir el legado del artista plástico Rodolfo Morales (1925-2001), también conocido como “El señor de los sueños”. Y para conservar fresca su obra, el artista será objeto de un homenaje en el Teatro Macedonio Alcalá de la capital oaxaqueña, donde se analizará la obra social, cultural y altruista del legendario artista.

Organizado por la Fundación Cultural que lleva su nombre y por la maestra y coreógrafa Gladiola Orozco, el tributo, que arranca mañana en el corazón de Oaxaca, incluye el estreno de una obra musical de la autoría de Jorge Córdoba, en honor al maestro Morales.

La pieza será ejecutada por la Orquesta Sinfónica del Estado de Oaxaca y estará bajo la dirección del maestro Javier García Vigil. También se abrirá una muestra escenográfica basada en los collages del  artista oaxaqueño y una mesa redonda donde participarán la maestra Gladiola Orozco y la historiadora Isabel Grañén Porrúa, entre otros, para recordar la vida y obra de este emblemático artista originario de Ocotlán de Morelos, y cuyo talento se encuentra plasmado en obras repartidas por los principales centros culturales del país.

El curador de arte José Iturbe, explicó en El catálogo de Rodolgo Morales (1992), que “nadie como Rodolfo Morales puede ser considerado tan pintor de la alegría de vivir, ni tan escrupulosamente mexicano a fuerza de no poder ser sino eso necesariamente; feliz pintor mexicano. Feliz porque sus cuadros demuestran, de manera casi mágica, la relación alegre que se establece entre autor y obra cuando no existe ningún desquiciamiento, ninguna traba, nada que no sea el enfrentamiento del artista con su mundo fantástico y desbordado de libertad”.

Y a 13 años de su fallecimiento, estas palabras han ido aquilatando su valor. Rodolfo Morales es recordado por haber incorporado en su trabajo elementos de realismo mágico, dándose a conocer por sus colores brillantes y lienzos surrealistas, cuya temática giró en torno a los sueños.

El maestro Rodolfo Morales murió de cáncer de páncreas en un hospital civil en la ciudad de Oaxaca el 30 de enero del 2001, pero su obra prevalece tanto como los afectos que sembró a lo largo de su larga trayectoria.

Un eterno soñador

A Rodolfo Morales el arte lo encontró desde la juventud. En su entorno cotidiano —su natal Ocotlán— halló lo que necesitaba para su trabajo. Así fue como mezcló un poco del sabor del arte precolombino, un mucho del arte novohispano (sobre todo en lo que toca a su arquitectura) y más todavía del arte popular posterior, que debió tanto a sus raíces oaxaqueñas como a sus mentores visuales europeos, clásicos y contemporáneos.

Morales partiría a la Ciudad de México en 1948, sin abandonar jamás el amor por su tierra natal, para ingresar a la escuela de pintura de la Academia San Carlos. Se dio a conocer a través de la exposición de sus obras en la Galería Casa de las Campanas en Cuernavaca, Morelos, impulsado por la escultora Geles Cabrera.

En 1975 el maestro Rufino Tamayo recibió calurosamente su obra y estimuló su creación artística. Para 1985 decidió regresar a su tierra natal para trabajar incesantemente en la creación y difusión de sus obras.

Sería en la década de los años noventa cuando se estableció formalmente la Fundación Rodolfo Morales A.C., institución dedicada al rescate del Patrimonio Arquitectónico y Cultural de los Valles Centrales de Oaxaca; a la restauración de monumentos históricos; a la promoción del arte popular, la música y las artes escénicas; a la preservación de las tradiciones y el apoyo a obras sociales; así como al fomento educativo para la niñez y juventud de Ocotlán.