Homenaje a nuestros héroes

GUADALAJARA, JALISCO(30/MAY/2010).-  Han esperado pacientemente allí, en sus urnas solitarias que pocos han visto, sin que nadie los visite, sin que nadie se detenga ya no digamos a agradecer lo que hicieron, sino al menos a pensar en ellos. Son los restos mortales de los héroes de nuestra Independencia. Los restos de los hombres que nos dieron patria y libertad. Sólo en contadas ocasiones reciben visitantes apresurados.

A veces, durante las ceremonias protocolarias, en los discursos se menciona su nombre y se deposita una ofrenda floral en su honor. En otros momentos, son los turistas los que se detienen con curiosidad pasajera a tratar de adivinar el papel que cada nombre de los allí inscritos, jugó en nuestra historia. No hay tiempo para más, porque pocas veces el transeúnte tiene la osadía de cruzar la avenida, con riesgo de su propia vida, arrostrando la marea automovilística para acercarse a ver, a mirar, a sentir, a recordar… Y ellos permanecen olvidados. Por eso, cuando MÚxico está por conmemorar el bicentenario del inicio de la Independencia, es adecuado honrar y homenajear a nuestros héroes. Y hacerlo de una manera directa, presencial, viva, teniendo frente a nosotros los venerables restos mortales de aquellos a quien debemos una patria, esta patria, nuestra patria. Juntos reposan, en una cripta improvisada en el basamento del monumento que conocemos como “el ángel”, los restos de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Jiménez, José María Morelos, Mariano Matamoros, Xavier Mina, Andrés Quintana Roo, Leona Vicario, Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero y Nicolás Bravo. Todos ellos indudables paladines de nuestra libertad.

Todos ellos merecedores, como reza nuestro Himno Nacional, de un “ísepulcro para ellos de honor!”. Un sepulcro de honor, sí, pero que pueda ser visitado, que permita que el ánimo de quien visita se conmueva, que propicie el recuerdo agradecido, pero también la reflexión comprometida, que nos haga recordar sus hazañas y anécdotas, todas formadoras de la patria pero que también nos motive a cumplir y asumir el compromiso de mantener vivos los ideales por los que ellos lucharon, los principios de libertad, igualdad y justicia con los que imaginaron una nación a la que dieron vida con su sacrificio.

Y este es el año en que debemos hacerlo. En el año de la patria, como una forma simbólica pero a la vez autética, frente a los restos mortales de quienes nos antecedieron en el camino de construir a México. Por esta razón, para propiciar este homenaje, los restos mortales de nuestros héroes serán trasladados del sitio donde ahora están, para llevarlos primeramente al castillo de Chapultepec, al Museo Nacional de Historia, lugar donde serán ordenados, inventariados y acomodados en nuevas urnas, para ser llevados posteriormente al Palacio Nacional, a la gran xposición México, 200 años, que estará abierta al público durante un año entero. Un año en el que los mexicanos y las mexicanas podremos visitar a nuestros héroes como nunca lo hicimos.

Un año en el cual, ante su presencia, estaremos en condiciones de reflexionar y pensar en la patria que ellos concibieron. Un año para apreciar y valorar su esfuerzo vital. Un año para tomar de ellos el valor que en su tiempo demostraron al atreverse a todo con tal de cambiar y mejorar a México.Ahora son los héroes, nuestros héroes, los que salen a nuestro encuentro. No los hagamos esperar. Acudamos a su convocatoria para, a través de ellos, reunirnos con sus sueños y con sus ideales, con sus triunfos y sus fracasos, con sus angustias y sus alegrías, y con el recuerdo de sus vidas y de su legado, nos convirtamos en los protagonistas de la historia de nuestro tiempo, la de ahora, la que nos toca a nosotros conducir, como dignos herederos de quienes en 1810 pensaron en una nación libre, justa e igualitaria.

La cita es este 30 de mayo a las 10:00 horas, en el Paseo de la Reforma de la ciudad de México, en el tramo comprendido entre el ángel” y el bosque de Chapultepec, donde con toda solemnidad y con la tradicional gallardía de nuestras fuerzas armadas, las autoridades y el pueblo de México tributaremos, al unísono, una vación nacional al momento en que pasen frente a nosotros, en marcial cortejo, los restos mortales de los héroes de nuestra ndependencia.