Giuseppe Garibaldi, recordado como el ''Héroe de Dos Mundos''

CIUDAD DE MÉXICO (03/JUL/2013).- El militar y político italiano Giuseppe Garibaldi, a quien se recuerda mañana que se cumplen 206 años de su nacimiento, es considerado un héroe popular y promotor del resurgimiento de Italia en el siglo XIX.

Fundador del ejército de "Los Camisas Rojas", Garibaldi, quien nació el 4 de junio de 1807, luchó a favor de la libertad en América Latina, Italia y, más tarde, Francia, donde fue bautizada como el "Héroe de Dos Mundos".

Giuseppe Garibaldi vio la luz por primera en Niza del Imperio francés, ahora en Francia, en el seno de una familia de pescadores y comerciantes de la costa, por lo que desde temprana edad aprendió las labores de un marinero.

De acuerdo con la biografía del militar publicada en el portal en Internet "britannica.com", en 1832 adquirió el certificado de maestría como capitán mercante y al año siguiente se enlistó en la marina del reino de Piamonte-Cerdeña.

Por entonces recibió la influencia del profeta del nacionalismo italiano, Giuseppe Mazzini (1805-1872), con el que entró en contacto, y del pensador socialista francés, Saint-Simon (1760-1825).

En 1834 el joven marino participó en un motín destinado a provocar una revolución republicana en Piamonte, sin embargo el plan fracasó y fue condenado a muerte por un tribunal genovés, ante lo cual tuvo que huir a Francia.

Dos años más tarde, en 1836, Garibaldi se trasladó a América del Sur, donde permaneció como un exiliado hasta 1848 y participó en diversos conflictos bélicos, entre los que destacan: la insurrección secesionista de la república brasileña de Río Grande do Sul.

En esta etapa fue capitán de la flota uruguaya contra el dictador Juan Manuel de Rosas (1793-1877), y en 1843, durante la defensa de Montevideo, organizó una legión militar italiana, cuyos miembros fueron los primeros "Camisas Rojas".

Las noticias sobre su destacado papel como estratega de guerra llegaron a Europa en esos años, razón por la que en 1848 regresó al Viejo Continente para luchar en Lombardía contra el ejército austriaco y dar un primer paso hacia la unificación de Italia, que fue su objetivo durante las tres siguientes décadas.

Sin embargo, su intento de hacer retroceder a los austriacos no prosperó y se refugió primero en Suiza y posteriormente en Niza, de acuerdo con la biografía de Garibaldi disponible en el portal en Internet "biografiasyvidas.com".

Ese mismo año, el papa Pío IX (1792-1878), temeroso de las fuerzas liberales, abandonó Roma, lugar al que el destacado miliar se dirigió y donde, en 1849, fue elegido diputado republicano en la Asamblea Constituyente, ante la cual defendió que Roma debía convertirse en una república independiente.

Garibaldi enfrentó a un ejército francés que intentaba restablecer la autoridad papal y creo un ejército napolitano, el cual, si bien no tenía opción alguna de evitar la caída de la ciudad, su lucha se convirtió en uno de los más épicos y recordados pasajes del Resurgimiento.

El 1 de julio, Roma fue finalmente asaltada y Garibaldi y sus hombres se refugiaron en el territorio neutral de San Marino; condenado por segunda vez al exilio, residió en Tánger, Marruecos; Nueva York, Estados Unidos, y Perú, donde regresó a su antiguo oficio de capitán de buque mercante.

En 1854 el primer ministro piamontés, Cavour, con la idea de que el miliar se alejaría de Mazzini, le concedió el mando de las fuerzas piamontesas en la lucha con las austriacas, con las que venció en Varese y Como, en 1859, y con las que logró entrar a Brescia, que representó el triunfo del Reino de Lombardía, que se apropió del Piamonte.

Luego de conseguir la paz en el norte del país, Garibaldi se dirigió a Italia central, donde fue aparentemente apoyado por el rey piamontés, Víctor Manuel II (1820-1878), quien al principio estuvo de acuerdo en los ataques contra los territorios papales, pero que a última hora le pareció demasiado peligroso y le obligó a abandonar el proyecto.

Garibaldi aceptó la renuncia y se mantuvo fiel, no obstante consideró la cancelación del proyecto un acto de traición, por lo que decidió actuar por su cuenta; forzó la unificación conquistando el Reino de Nápoles, bajo soberanía borbónica.

En mayo de 1860, al frente de un ejército de un millar de hombres, que fue llamada la expedición de los mil "Camisas Rojas", se apoderó de Sicilia.

En 1861 se proclamó el nuevo Reino de Italia, pero desde sus inicios Garibaldi se mantuvo en la oposición, pues Roma continuaba siendo ciudad papal.

Con la consigna de "Roma o la muerte", intentó durante años luchar contra el poder pontificio, sin éxito, hasta que en 1862, en la batalla de Aspromonte, cayó herido y fue hecho prisionero.

Tras su salida de la cárcel fungió como presidente del Comité Central Unitario Italiano, ofreció sus servicios a Francia y fue elegido diputado para la Asamblea de Burdeos (1871).

Igualmente, se desempeñó como diputado en el Parlamento italiano (1875), puesto que pocos años antes de su muerte le asignó una pensión vitalicia por los servicios prestados.

La vida del exitoso militar, patriota y político se vio extinguida el 2 de junio 1882, en Caprera, Italia. No obstante, hasta la fecha se desconoce donde yacen sus restos.