El legado de José Saramago

GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2010).- En junio de este año, el mundo literario perdió a una de sus mejores plumas, la de José Saramago, que dejó de pintar dejando un hueco difícil de llenar en la literatura.

Sin embargo, su amplio legado de ideas referente a temas como la democracia, el compromiso, la ética, la literatura, la mujer, entre otros, pasará a la inmortalidad gracias al trabajo de su amigo y biográfo Fernando Gómez Aguilera, quien a través de los libros ‘’En sus palaras’’ y ‘’La consistencia de los sueños’’ aborda los temas sobre los que el Premio Nobel se interesó a lo largo de su vida.

Para José Saramago la idea de una biografía le pareció algo disparatada, según palabras de su viuda Pilar del Río ‘’Fernando le propusó a José hacer una exposición sobre su vida y trabajo, se puso a bucear en todos los archivos, y el resultado del trabajo se reflejó en ‘’La consistencia de los sueños’’ y en ‘’En sus palabras’’ donde descubrió que en los treinta años que Saramago tuvo de vida pública había hecho muchas declaraciones en las cuales había ido madurando con el tiempo pero siempre dentro de una misma línea argumental, mostrando en este último libro la inteligencia, sensibilidad y la coherencia de su vida de acuerdo a sus palabras’’.

‘’En sus palabras’’ recopila distintas entrevistas, y participaciones del escritor hechas en México y en distintas partes del mundo y en distintos idiomas, ahora traducidas al español’’para la selección de el material, el hilo conductor fueron las palabras y frases que mejor reprodujeran y sintetizarán el pensamiento de Saramago’’ compartió Pilar.

¿Quién fue José Saramago? ‘’Yo soy una persona pacìfica, sin demagogia ni estrategia. Digo exactamente lo que pienso y lo hago de forma sencilla. Sin retórica’’ con esas palabras se definía el escritor portugués, aclamado en el mundo y a la vez censurado por obras como ‘’Ensayo sobre la ceguera’’ y ‘’El Evangelio según Jesucristo’’

El dato

Cuando el escritor murió, no habían salido los libros, pero el autor los alcanzó a leer. Del diseño del libro le gustó todo menos el color verde, el cual estuvo tentado a cambiarse tras su deceso.

EL INFORMADOR / ILSE MARTÍNEZ