Lunes, 20 de Mayo 2024
Cultura | Artes plásticas. Leonora Carrignton hizo ahí 130 obras en 27 años

Donde nace una escultura

Soriano, Gerzso, Rojo, Felguérez entre otros, confiaron en Fundición Artística Velasco para materializar sus creaciones

Por: SUN

JALISCIENSE. Varias de las obras escultóricas de Juan Soriano (1920-2006) fueron realizadas en Fundición Artística Velasco. EL INFORMADOR /

JALISCIENSE. Varias de las obras escultóricas de Juan Soriano (1920-2006) fueron realizadas en Fundición Artística Velasco. EL INFORMADOR /

CIUDAD DE  MÉXICO (30/ENE/2013).- Juan Soriano era vacilador; Gunther Gerzso, difícil y exigente; Manuel Felguérez cuida y respeta las formas; Vicente Rojo es callado, preciso, “un artistazo”, y Leonora Carrington siempre pedía más detalles, recuerda el arquitecto Alejandro Velasco de algunos de los artistas que han pasado por la Fundición Artística Velasco.

A casi dos años de la muerte de la escultora de origen inglés (en mayo de 2011), sus gatos, la Dragonesa y otras obras siguen habitando en las salas de altos muros de la Fundición Artística Velasco, en Cuautepec, donde se produjeron las 30 esculturas para la muestra Leonora Carrington y sus personajes fantásticos, creadas en bronce y plata, en diversos tamaños, que se exhibirán desde hoy en la Galería Juan Soriano de la Biblioteca de las Artes del Cenart, en la Ciudad de México.

Muchas cosas, cuenta Velasco, aprendió al lado de la artista con quien trabajó tres décadas.

“Fue una vida trabajar con Leonora. Mi papá inauguró la fundición y él hizo mucha amistad con ella, los dos fumaban mucho, y llegar aquí era para ella muy divertido. Trabajaban, fumaban, afinábamos. Se veía muy contenta. Tal vez no aprendí el vocabulario de sus símbolos, pero sí aprendí qué quería; ella ponía los símbolos, pensaba, no hablaba”.

Leonora, cuenta el director de la Fundición, no las llamaba obras ni piezas ni esculturas: siempre se refería a éstas como personajes. “Por lo regular cada personaje tenía su historia, eran protecciones, amuletos, defensores... Sólo decía de alguno: ‘Este personaje es protección, fue generado para proteger a las aldeas cuando los guerreros salían a la guerra’”.

Las esculturas que se van a presentar son inéditas, forman parte de un proyecto que se inició en 2009, en vida de la artista, quien en esta Fundición creó alrededor de 130 obras durante 27 años.

“En estos dos años hicimos con ella más de 50 piezas. Se trabajó muy duro porque como que le vino un segundo aire a la maestra, tenía ánimo de hacer. Un día me llamó Pablo (Weisz-Carrington), su hijo, me dijo ‘queremos trabajar contigo, hacer unas esculturas’. Me invitaron y yo, encantado; yo puse la fundición”.

Velasco dice que las obras tienen pruebas de autor y series con candados, seguros y certificados de autenticidad firmados por Carrington.

Sobre la forma de trabajar con la artista, relata: “Yo le resolví problemas y técnicas de la fundición. Con el tiempo, ella me entregaba dibujos, yo boceteaba con ella, corregíamos y después lanzábamos los tamaños. Pero siempre fue de acuerdo con lo que ella quería realizar”. Dice que todo se ha hecho de acuerdo con el hijo de la artista, y que incluso ella alcanzó a ver una de las escultura grandes.

“Lo que más le gustaba era que la gente las podía tocar. Te acercas a sus esculturas y siempre hay algo bonito. La maestra siempre inyectaba eso: algo angelical, eran piezas hechas siempre con mucho carisma”.

El arquitecto describe que él y los aproximadamente 30 empleados de la Fundición son como los obreros de los artistas a quienes ayudan a fundir, transportar sus obras, cuidar.

“Nosotros le ponemos experiencia a la resolución, técnica, nunca decidimos, opinamos; el artista es el que tiene la última palabra”, cuenta Velasco mientras que el ruido de los metales se escucha por toda la Fundición hasta la calle Mimi Derva.

En Cuautepec todos ubican el taller, no por los artistas famosos que hasta allí llegan, sino porque fue aquí donde se construyó la escultura del Papa Juan Pablo II llevada a la Catedral, tan admirada que a Velasco no le quedó de otra que programar horarios de visita al taller para los que querían admirarla, tocarla y rezarle.

Si de algo presume Velasco es de la calidad que se impuso como regla del taller, calidad que los mismos artistas fueron marcando.

“Fuimos corrigiendo errores, depurando, y yo me meto al control de calidad; exijo calidad y eso nos trae las mejores firmas de artista. Uno de los más difíciles, pero que fue una escuela maravillosa, fue el maestro Gunther Gerzso; hacíamos la pieza y, de repente, decía: ‘Pónganla en esta mesa, señor mío’, que era su expresión; se tapaba un ojo, y decía: ‘esta pieza tiene dos rayitas más del lado derecho, dos milímetros, o sea: no sirve. Fúndala otra vez’. Era una pieza en la que nos habíamos tardado tres semanas... pero se volvía a fundir”.

Parte del acuerdo con Velasco ha sido que se deje una prueba de autor para la colección de la Fundición que asciende a cerca de 400 obras de estos grandes creadores.

El trato afable de un artista como Juan Soriano para con todos en el taller le mostró a Velasco que ellos “son humanos, gentes como todos nosotros; la gente los ve y cree que son de otro mundo, pero ellos igual tuvieron fiestas, vivieron, fueron a Xochimilco, tuvieron aventuras como cualquiera. Los vemos como si fueran de un aparador, pero son igual que nosotros”.

Cuenta que Soriano animaba a jóvenes artistas: “Les decía ‘hazlo, sin miedo; es tu obra... tú lo vas a presentar como a ti te gusta. Si a otros no les gusta, ¡qué te importa!’”.

Lo que el arquitecto lamenta es que hoy la escultura se haga mucho menos que antes. Así lo explica: “Muchos artistas no pueden o no quieren invertir. Esperan algún patrocinador. Trabajamos con los gobiernos y por ahí hemos tenido apoyo para las exposiciones, pero la fabricación de esculturas nuevas es poca. De julio del año pasado a ahorita, hemos hecho muy poca obra en relación a lo que habíamos hecho anteriormente y de obra pública no hicimos una sola en 2012. La materia prima ha subido mucho, el gas sube cada mes, el bronce sube tres pesos y baja 20 centavos; antes se hacían ediciones, ahora es una, dos piezas. Estamos llenos de artistas fabulosos en México, pero es caro hacer escultura. Sé de varios talleres que cerraron”.

PARA SABER
Fundidos en reconocimiento


Fundición Artística Velasco, que abrió sus puertas en 1948, comenzó a recibir desde mediados de los años 80 a algunos de los grandes escultores mexicanos, quienes elegían este taller para producir sus obras en bronce; algunas eran de tres metros, como la de Sergio Hernández, o una que llegó a medir 25 metros, de Gabriel Macotela. Soriano, Gerzso, Rojo, Irma Palacios, Paloma Torres, Hernández, Francisco Castro Leñero, Jesús Capelo, Brian Nissen, Joy Laville, José Luis Cuevas, Jesús Mayagoitia y Javier Marín trajeron o llevan sus obras a este taller.

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