Jueves, 18 de Abril 2024
Cultura | Se trata de la octava imagen de bajorrelieves en las faldas del macizo rocoso

Descubren bajorrelieve de más de dos mil 500 años en Morelos

Se trata de la octava imagen de bajorrelieves en las faldas del macizo rocoso

Por: SUN

Un trabajador del sitio resbaló sobre una piedra irregular y detectó líneas en su superficie. NTX / INAH

Un trabajador del sitio resbaló sobre una piedra irregular y detectó líneas en su superficie. NTX / INAH

CIUDAD DE MÉXICO (16/MAY/2016).- Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia ( INAH) descubren en el Cerro Chalcatzingo, Morelos, la octava imagen de bajorrelieves en las faldas del macizo rocoso, con la representación de un felino de estilo olmeca, cuya antigüedad se calcula en más de dos mil 500 años.

Tal hallazgo se realizó en la pasada Semana Santa, fue uno de los trabajadores del sitio, ubicado en el municipio de Jantetelco, quien resbaló sobre una piedra irregular (una andesita de aproximadamente 4 por 2 metros), y detectó líneas en su superficie.

Luego del aviso, especialistas del INAH, exploraron y descubrieron una escena en la que un felino que porta una máscara bucal en forma de pico de ave, sostiene a un hombre, cuyo rostro fue mutilado en la época prehispánica como una forma de desacralizar el monumento.

Los arqueólogos Mario Córdova Tello y Carolina Meza Rodríguez, directores del Proyecto Arqueológico Chalcatzingo y de esta zona arqueológica, respectivamente, informaron que con este hallazgo suman ya ocho representaciones de felinos (probablemente jaguares), registradas en cinco monumentos distintos de las laderas del Cerro Chalcatzingo, que integran lo que han denominado “El sendero de los felinos”.

Salvo algunos bajorrelieves que se han encontrado in situ, entre ellos los registrados por la señora Eulalia Guzmán, como es el caso de “El Rey”, también conocido como “El dador de Agua”, de la mayoría se desconoce su contexto original, a causa de derrumbes del macizo rocoso.

Los arqueólogos deducen que estos bajorrelieves conforman un discurso continuo que estuvo expuesto en la cara norte del Cerro, considerado un santuario junto con su gemelo, el Cerro Delgado, porque visualmente ambas montañas evocan una imagen sagrada.

El reciente hallazgo ha sido denominado Monumento 45, dado el número de piezas —entre bajorrelieves, estelas y altares (asociados a arquitectura temprana)— registradas hasta el momento en la Zona Arqueológica de Chalcatzingo, y los cuales datan de diferentes periodos, principalmente del Preclásico Medio (800-500 a.C.).

Los bajorrelieves de estilo olmeca hallados a pie de monte tienen una orientación oriente-poniente, en el sentido de nacimiento y ocaso del sol, posición en la que también aparecen los personajes, entre ellos los felinos (jaguares, pumas y otros félidos locales) que comúnmente están asociados a la oscuridad y a los montes donde nace el agua, los altépetl, de los que el Cerro Chalcatzingo es un claro ejemplo.

Salvo el monumento llamado “Tríada de felinos” (descubierto por este mismo equipo de trabajo en 2011), en todos los relieves del sendero que inicia con “La creación del hombre” y concluye con el último hallazgo, convergen figuras antropomorfas y zoomorfas, sobre todo serpientes aladas y felinos con máscaras que rematan en pico de ave, con símbolos asociados a la fertilidad y la lluvia (la doble vírgula o los chalchihuites), e incluso a la flora endémica, como la representación de la bromelia, que es el distintiva de Chalcatzingo.

Mario Córdova comentó que el auge de Chalcatzingo en el periodo Preclásico Medio (800-500 a.C.), coincide con la influencia que ejerció La Venta, en Tabasco.

Chalcatzingo se ubica a 500 km al oeste de La Venta, en una zona que es paso obligado para llegar al centro de México o a la costa del Pacífico, desde el área del Golfo de México.

Sin embargo, esto no quiere decir que los olmecas se emplazaran en Chalcatzingo sin que hubiera un sincretismo, en todo caso, llevaron un estilo, una técnica escultórica y una cosmovisión, entre otros aspectos, de los que se apropiaron los grupos oriundos y los transformaron con variantes particulares, coincidieron Córdova y Meza.

“Además de los bajorrelieves, altares y estelas, con los años hemos ubicado áreas donde se practicó el autosacrificio, porque recuperamos un centenar de punzones de obsidiana, muchas vasijas, elementos arquitectónicos como terraplenes y plataformas, que nos hablan de que para el Preclásico Medio (800-500 a.C.), aquí había espacios urbanos con templos y una sociedad establecida con una religión en la que se veneraba a ciertos dioses que van a perdurar en toda Mesoamérica”, indicó Mario Córdova.

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