Cultura | La historia comenzó en 2006 Demetria abraza a dos tapatíos de excepción El conjunto arquitectónico conformado por el hotel y sendas fincas diseñadas por Barragán y Castellanos sobresale en la Americana Por: EL INFORMADOR 11 de junio de 2011 - 01:58 hs En primer plano la Casa Quiñones, cuyo autor fue Pedro Castellanos (1902-1961). Al fondo, el hotel Demetria. E. BARRERA / GUADALAJARA, JALISCO (11/JUN/2011).- En meses pasados abrió sus puertas un edificio de 14 plantas que ha cambiado el paisaje urbano de una zona de Guadalajara, dotándolo de brillo y coquetería. En plena colonia Americana, sobre la avenida La Paz, entre dos piezas emblemáticas de arquitectura tapatía proyectadas por Luis Barragán y Pedro Castellanos, se levantó el Hotel Demetria, cuya autoría y propiedad son de Iván Cordero. La historia de “el Demetria” –como la gente le dice- comenzó en 2006 cuando comenzó a levantarse, para quedar terminado en 2011 como uno de los edificios mejor conceptuados desde su origen. Durante ese lustro, sobre La Paz permanecieron imponentes grúas de gran tonelaje que llevaron de abajo hacia arriba los materiales que componen esta luminosa estructura de concreto, vidrio y metal. Hoy, el edificio contrasta por su transparencia y ligereza, con unos cuantos que existen en su radio, hermanos mayores, hechos de cemento y piedra, a la usanza de su tiempo. Realizado a partir de un concepto rector que mezcla modernidad con calidez, el Demetria ha llegado para innovar también en el interiorismo de esta ciudad. Lo anterior debido a que el propio Iván Cordero imaginó cada rincón y seleccionó cada uno de los objetos ahí colocados. El diseño arquitectónicoLa construcción del Demetria “tardó tanto que también mis ideas y mis gustos cambiaron, pero es un proyecto con dos características, una es mi idea de recuperación de lo patrimonial y del barrio, y todo está basado en eso. Lo otro es un diseño actual, contemporáneo, que no repita fórmulas viejas y que denote lo mexicano novedoso”. Respecto a materiales, Cordero indica que se adhirió a los industriales –acero, vidrio y cemento- “sin recubrimientos, sin nada plástico, pero todo irrumpido con obras de arte de diferentes momentos”. Y respecto a la planta arquitectónica, “un poco como la casa española o la afrancesada de acá que guardan cierta ilación, con vestíbulo o zaguán, con patio o hall, pero todo dándole vueltas a los escaparates, patios y albercas”. Reintegrar a la realidad “Me gusta la idea de recuperar espacios, casas, plazas, reintegrarlos de manera posible y real”, dice. Así, al preguntarle cómo concibió la idea de un proyecto de tales dimensiones, responde: “De alguna manera vi la posibilidad de lograr eso con la casa de Pedro Castellanos en la esquina (La Paz y Unión) que se vendía al mismo tiempo que la propiedad en donde está el Demetria. Se me ocurrió que podría hacer un proyecto que rescatara una y al mismo tiempo le brindara a la otra la posibilidad de seguir existiendo de forma contemporánea, novedosa y actual, que es la única manera en que la arquitectura patrimonial tiene una posibilidad de seguir existiendo: mediante el reuso del espacio. Si solamente la restauras difícilmente le das posibilidades hacia el futuro y muy pronto volverá a llegar a donde estaba”. Por tanto, Iván restauró primeramente la casa de Pedro Castellanos (la de la esquina de Unión y La Paz), la cual “estaba perfectamente preservada, o sea, pisos, lámparas, elevador, puertas, una verdadera joya”, respetando su integridad pero “proveyéndola de la posibilidad de seguir viviendo”. Y desde ahí, donde montó sus oficinas, diseñó y supervisó al proyecto naciente del Demetria. La tardanza de cinco años se debió en una considerable medida a los obstáculos en materia de trámites y permisos oficiales que se fueron presentando en el camino, de los que Cordero recuerda: “Derivaron de los diferentes puntos de vista de cómo integrar y darle un nuevo futuro, es decir, de las diferentes ópticas de cómo intervenir un espacio patrimonial lo cual siempre es controvertido, pero tan legítima es una idea como la otra. Yo luché por la mía y bueno, gracias a Dios se pudo lograr”. Problemas de altura “Hay coeficientes que respetar y, vamos a decir, hay diferentes instancias (que tienen que dar su aprobación para una construcción). Pero de las que compete que tu coeficiente sea legal, lo revisaron y estuvo bien”, explicó Cordero respecto del Demetria. “Ellos no obstaculizaron nada y obtuve los permisos porque cumplía con las normas, pero después, en otro lugar, la altura no les pareció. El problema derivó en que la ley nunca puede llegar hasta el fondo, llega un punto en que queda en el criterio de alguien. Entonces los obstáculos estuvieron en un grupo de personas que piensan que la altura de los edificios le quitan calibre al ser humano, a una zona patrimonial, entonces se vuelve un poco personal, un asunto desde un punto de vista y no de una ley. Por eso es difícil acabar un edificio, y ninguna de las torres que se han hecho tiene que ver con eso, con los coeficientes de ocupación o de uso de suelo, sino con el punto de vista de algunas personas que tienen autoridad y piensan que la altura daña. Pero pues es una visión legítima”. Punto de encuentro Luego de su apertura e inauguración durante la primavera de este año, el Demetria –con sus 40 habitaciones de hotel salpimentadas con obras de arte, antigüedades y piezas de arte popular- ha albergado ya a varios visitantes de la ciudad, entre ellos algunos de los actores que vinieron al Festival Internacional de Cine en marzo pasado. Sus dos restaurantes y librería están atrayendo a varios, y como complemento ideal cuenta con la Casa Franco, de Luis Barragán, en la esquina de La Paz con Simón Bolívar, que fue convertida –en estricto respeto de su arquitectura- en tienda de arte popular. Ana Guerrerosantos Entre Barragán y Castellanos El Demetria se ubica en el número 2219 de la avenida La Paz. Ahí, a su derecha, está la Casa Franco de Luis Barragán (1902-1988), jalisciense que se convirtió en uno de los más influyentes arquitectos de la modernidad nacional y que ha sido el único mexicano en obtener el Premio Pritzker. Esta es hoy día una tienda de arte popular. En tanto, a su izquierda, la recientemente restaurada y revitalizada Casa Quiñones, autoría de Pedro Castellanos (1902-1961), otro arquitecto originario de Guadalajara que realizó varias de las casas más emblemáticas de la zona Lafayette. Ambos, junto con Rafael Urzúa e Ignacio Díaz Morales, formaron una tendencia que posteriormente fue conocida como Escuela de Arquitectura Tapatía. La ley y los bienes inmuebles Con todo y las modificaciones que se están dando en Guadalajara, respecto a los usos de suelo en materia de construcción, para levantar un edificio se requiere de la aprobación de la dirección municipal de Obras Públicas. Pero si el proyecto se encuentra en el centro o sus alrededores, requiere el visto bueno del Patronato del Centro Histórico; si se trata de una finca del siglo XIX, se necesita el permiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); y cuando se trata de una pieza correspondiente al siglo XX de valor relevante, aparece el requisito de aprobación de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura. Temas Patrimonio Arquitectura Lee También ¿Qué día es la Romería 2025 en Guadalajara? 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