Demandan músicos mexicanos trato digno en el Festival Cervantino

GUANAJUATO, GUANAJUATO.-  Los músicos mexicanos Gustavo Santana (flauta) y Roberto Montes (violín), espléndidos intérpretes de Vivaldi y de Soutullo y Vert, pidieron esta tarde que el Festival Internacional Cervantino (FIC) otorgue permisos sin costo para exponer su arte en calles y plazas.

Santana y Montes, quienes realizan estudios de licenciatura en la Escuela Nacional de Música (ENM), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y de Perfeccionamiento Vida y Movimiento del Centro Cultural Ollin Yoliztli (CCOY) pidieron, además, una rigurosa selección de artistas.  

Explicaron que, desde su punto de vista y como profesionales inmersos en el campo de las artes, las autoridades municipales y del FIC deben realizar una suerte de "casting" para que a las calles de Guanajuato no arriben, sobre todo en época de festival, "cierto tipo de arte que resulta nocivo".  

Ubicados en la Plaza de la Paz, en el corazón del centro histórico de esta ciudad, y ejecutando sus instrumentos bajo un sol candente, regalaron a los peatones una suite de "Las cuatro estaciones", de Vivaldi y siguieron con un fragmento de la zarzuela "La leyenda del beso", obra de Soutullo y Vert.  

Esta tarde llegaron a la plaza y se instalaron cerca de la banqueta, bajo la sombra. Pero llegaron los inspectores del gobierno y los movieron unos metros, justo donde el sol se deja sentir como plomo. En ese sentido, exigieron un trato digno de su calidad de artistas de depurada técnica interpretativa.   

Al término de sus interpretaciones, dijeron que "debemos pagar un permiso que nos da derecho a trabajar en la vía pública por espacio de ocho horas". Al cabo de ese tiempo, los artistas callejeros deben renovar el permiso, o exponerse a ser desalojados de la calle o plaza con todo y música.  

A pesar de lo anterior, los entrevistados advirtieron que el problema mayor radica en la calidad de los "artistas" que de diversas entidades del país y del interior del Estado de Guanajuato llegan a esta localidad, con la doble finalidad de dar a conocer su talento y obtener una ganancia económica.  

Satisfechos por la respuesta que hasta hoy han tenido por parte del público callejero, los artistas comentaron que en el hotel donde se hospedan y ensayan antes de salir a la plaza han llamado la atención de administración y huéspedes; Su repertorio cervantino incluye música clásica y popular.  

Santana y Montes coincidieron en subrayar que quienes desean tener por escenario los espacios abiertos de esta ciudad colonial, deben estar respaldados por un nivel de calidad en su trabajo, pues "la calle no puede estar repleta de arte, a veces es nocivo" que no ofrece nada positivo.  

Lo anterior, en relación al elevado número de "artistas" que carecen de propuestas estéticas y no tienen un proyecto viable dentro de las Bellas Artes. En cambio, dijeron "nuestra música y otras expresiones culturales de igual calidad deberían tener un permiso especial, sin costo alguno".  

Los entrevistados explicaron que las autoridades realizan audiciones a quienes desean un espacio público. Pero deben funcionar como filtros para que los espectáculos que no sean de calidad no ocupen innecesariamente las calles y plazas de esta ciudad, aunque eso no sucede en la práctica.  

Ellos piensan en la gente de bajos recursos, en los estudiantes y padres de familia que no pueden pagar un boleto de 550 pesos en el Teatro Juárez ni de 300 en el Teatro Cervantes o el Auditorio del Estado. En la calle, el público, satisfecho y agradecido, los gratifica sólo con alguna moneda.