Algunos refugios que tocan

GUADALAJARA, JALISCO (09/MAY/2011).-  Aún no está listo, pero está contento porque  ha encontrado su refugio. Sergio Garval tiene escasos cinco días para reunir lo mejor de su obra producida en esta  década.  Así,  podrá meditar con calma el paso  que lleva en apenas 20 años de carrera; por lo pronto su exposición Sanctasantórum se prepara para exhibirse en el Instituto Cultural Cabañas.  Si este pintor, que se autoproclama un “aprensivo y obsesivo por el trabajo” consigue reunir sus 60 piezas “entonces podré sentarme a dimensionar lo que significa ser el primer jalisciense en exhibir pintura en el marco del Festival Cultural de Mayo (FCM)”.

De mirada profunda y manos parcas Garval está por cumplir los 43 años pero no se le notan, y tampoco le importan. Su pincel es tan pulcro que parece que tuviera siglos pintando, su cabellera luce igual que siempre: escasa.  En su taller, una vieja bodega en la que conviven lo mismo pintura que escultura, cine que fotografía, literatura con silencios, Sergio acaba de ver  la película Bastardos sin gloria de Tarantino, de la cual dice “es una obra maestra”. Garval es de esos artistas que son doblemente artistas porque en su sencillez radica su elegancia: puede hablar de cervezas, de sus hijos; del futuro y del pasado sin ningún complejo.

Hace una década que la vida le cambió, ahora no sólo hace pintura y escultura sino que se atreve a meterse con la poesía. Es un hombre de las artes, aunque él diga lo contrario: “La gente que nos dedicamos a esto no es porque nosotros lo hayamos escogido, sino porque las artes, y en especial  para mí la pintura, fue  la que me eligió”.

Una historia carnicera

Hace 35 años su historia comenzó. “La primer pintura que realicé fue cuando tenía ocho años, una pintura al óleo de cartón, una réplica de un cuadro de Monet, que venía impresa en esos calendarios que te regalan en las carnicerías; me quedó tan bonita que ahí supe que la pintura era el juego con el que quería divertirme toda la vida”.

Si alguien le pregunta a Jacob, el asistente de Sergio,  cómo define a su jefe,  en una sola palabra, con la cabeza agachada, murmura rl vocablo “disciplina”. Y quizá tenga razón cuando Garval se desnuda ante el micrófono: “Trabajo más de 12 horas al día para pintar, pero hay semanas en los que no salgo de mi estudio para nada, me concentro en la formación de mis piezas que me llevan a la reflexión todo el tiempo, soy de los que piensa que el artista debe de crear la atmósfera perfecta para la creación”.  

La eterna rebeldía

Garval es, litaralmente, un hijo del 68. Nació el 13 de junio del año en que las calles de Tlatelolco del Distrito Federal se llenaron de sangre. A pesar de eso, este hombre que es egresado de la carrera de pintura de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, no se cree un rebelde; “pero sí un artista que, por la reflexión de lo que pasa en tu país, se cuestiona todo”.
En su obra, Garval aborda temas que no son suyos sino de otros, de la gente que sueña mientras vive; de aquellos que sufren mientras gozan. Va contra las hegemonías mientras la sátira inunda los lienzos. “Siempre estoy cazando rostros, hay miradas que me tienen que decir algo para poder llevarlas de la imaginación a la pintura; porque siempre el cuadro me tiene que comunicar algo”. El placer de este hombre, llamado Sergio Garval, es pintar. Y ahora se prepara  para sorprender en el Instituto Cultural Cabañas, cuando monte la exposición Sanctasanctórum, en el marco del Festival Cultural de Mayo (FCM).

Sanctasanctórum

“Mi taller es mi refugio, mis pinturas un placer” dice Sergio Garval quien explica que la exposición lleva el nombre de Sanctasanctórum porque “esa es una palabra que significa el santo de todos los santos, es decir, el objeto sagrado. Parte de estas obras que voy a presentar tienen que ver con un proceso de introspección laborioso que he tenido desde hace tiempo. Mi taller es mi lugar de recogimiento, mi espacio sagrado; porque aunque tenemos que estar en la búsqueda de encontrar nuestras conexiones con nuestras necesidades, siempre tenemos que tener un lugar con las puertas abiertas que nos permitan ser como somos; y la pintura siempre ha sido mi último refugio”.

La muestra, que se inaugurará el próximo 16 de mayo a las 20:30 horas en el Instituto Cultural Cabañas, y que estará montada hasta el 30 de junio; comprende más de 60 piezas que repasarán una década de su trayectoria; además, es la primera vez que Garval presentará una revisión de su trabajo escultórico. Al final uno entiende porqué este hombre aún no está listo, pero está contento; Sergio Garval ha encontrado su refugio.