Viernes, 17 de Octubre 2025
Cultura | Merce Cunningham

Adiós a toda una leyenda de la danza

El bailarín y coreógrafo estadounidense que centró su vida en la exploración del movimiento falleció a los 90 años

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO.- Merce Cunningham había cumplido 90 años el pasado 16 de abril y lo había celebrado de la mejor manera que sabía: con una nueva coreografía titulada Nearly Ninety (Casi noventa), que vio la luz en la Brooklyn Academy of Music de Nueva York el mismo día de su nonagésimo aniversario. Trevor Carlson, director ejecutivo de la Merce Cunningham Dance Company, aseguraba que la misma noche del estreno, el legendario coreógrafo ya estaba pesando en cuál sería su nuevo trabajo.

Pero no ha podido ser. Su cuerpo, atrapado desde hacía dos años en una silla de ruedas, decidió que su lucha incondicional contra la vejez y sus achaques ya no era necesaria. La Cunningham Dance Foundation anunciaba ayer, "con mucha tristeza", el fallecimiento del creador estadounidense, "apaciblemente en su casa, de muerte natural".

"Solo quien está dispuesto a dar su cuerpo por el bien del mundo está en condiciones de ser confiado al mundo. Solo quien está dispuesto a hacerlo con amor es digno de ser el guía del mundo". Con estas palabras sacadas del libro del Tao, lectura de cabecera de Cunningham y sobre la que se fundamentó gran parte de su filosofía personal y profesional, anunciaba la web www.merce.org la muerte del artista, ocurrida el domingo de madrugada, y la apertura de su estudio a lo largo de todo el día de ayer a quien quisiera acudir a presentar sus respetos hacia un creador extraordinario que centró su vida en la exploración del movimiento.

Creador de tantas obras como años tenía, siempre se desveló en continua renovación, ávido de novedades que aplicaba a su ideología del movimiento y atento a cada avance tecnológico para aprovecharlo en su interminable investigación dinámica del cuerpo humano. "Mi trabajo siempre ha estado en proceso. Terminar una obra siempre me ha dejado con la idea de la próxima. De esa manera, nunca he pensado en cada pieza de danza como un objeto en sí, sino como una breve parada en el camino", expresaba Cunningham.

En su carrera, hay un término que se ha hecho inseparable de él: lo aleatorio. Así realizaba sus ballets desde los años 50, utilizando el azar, dejando que la casualidad fuera la que uniese las cortas frases de movimiento previamente creadas.

Merce Cunningham, nacido en Centralia (Washington) un 16 de abril de 1919, quiso ser bailarín desde niño. Fue alumno aventajado de Martha Graham, otra de las grandes de la coreografía moderna estadounidense, pero su talento como coreógrafo floreció sobre todo tras su paso por el Black Mountain College en los años 50, donde conoció al músico John Cage, quien se convertiría en su pareja personal y profesional, construyendo juntos uno de los binomios creativos fundamentales de los años 60 y 70. Artistas como Robert Rauschenberg, también estudiante en aquella escuela de planteamientos educativos radicales, o Jasper Johns, se convirtieron igualmente en colaboradores asiduos.

La revolución que llevó Cunningham hasta los escenarios de la danza, influido por la filosofía zen que absorbió a través de John Cage, se centró, por un lado, en entregarle el poder al azar, y por otro, en subrayar la importancia del movimiento en sí mismo, al margen de la música.

Al contrario de lo que tradicionalmente hacían los coreógrafos, en los espectáculos de Cunningham, la danza, el vestuario o la escenografía se conciben de forma completamente independiente entre sí, por lo que solo la casualidad puede hacer que en medio del escenario, los bailarines se muevan al ritmo de la música por unos instantes o las luces se balanceen siguiendo el movimiento del cuerpo humano. "Mi vida ha sido una búsqueda constante de maneras de mirar y encontrar nuevas formas en el movimiento", afirmó Cunningham al repasar su vida.

El Libro de las mutaciones (I-ching), un compendio de sabiduría confuciana al que se le hacen preguntas como a un oráculo y que tanta influencia tuvo en los artistas estadounidenses que abrazaron las enseñanzas filosóficas de oriente en los años 70, fue uno de los volúmenes que Cunningham siguió consultando hasta el final. Pero pese al peso que quiso darle al azar en su existencia, dejó muy bien estructurado el futuro de su compañía. El pasado junio anunció un plan de futuro "post-mortem" para la Merce Cunningham Dance Company. Sabiendo que su vida expiraba, el coreógrafo concibió un plan para que sus bailarines se embarquen en una gira mundial de dos años y después la compañía se cierre. Consciente de las dificultades que conlleva verse sin trabajo en el difícil mundo de la danza, los miembros de su agrupación seguirán cobrando un salario durante un año entero, al igual que su personal administrativo. Ha sido la última gran decisión de un artista único cuyo inmenso legado difícilmente morirá.

"Terminar una obra siempre me ha dejado con la idea de la próxima. Nunca he pensado en cada pieza como un objeto en sí, sino como una breve parada en el camino"

"Nuestro éxtasis en la danza proviene del posible regalo de la libertad"

Merce Cunningham, bailarín y coreógrafo

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