“Caminar a solas por la vereda, mientras las flores esparcidas en el campo sonríen al Sol que se resiste a iluminarlas”.TAPALPA “Lugar de Tierra y Color”, el más mágico de los pueblos en nuestro Estado.Después de la autopista, ya rumbo a Sayula, tomamos la carretera —sin letrero— basándonos en la construcción de Hogares Betania.El fabuloso panorama que presenta la sierra reverdecida en este tiempo hace dejar atrás el mundanal ruido de nuestra querida Guadalajara.Llegar al pueblo nos hizo revestirnos del pasado con sus casas caleadas de blanco y techos a dos aguas, de donde sobresalen las torres de la más antigua iglesia del poblado dedicada a San Antonio de Padua, hoy parroquia, construida en el Siglo XVII por los frailes franciscanos que evangelizaron la región; conserva su piso original de mezquite… A un lado del templo hay un mural histórico y religioso, obra del artista JOSÉ MANUEL CABALLERO Y BERNAL.Caminar por sus calles empedradas, recorrer la plaza, sus fuentes llenas de historias y leyendas; comprar ponche de granada, panelas, campechanas, pegoste de durazno, frutas en conserva y tantos más antojos que nos llevan a recuerdos de olores y sabores nostálgicos.Cuando cae la noche es relajante ejercitar la imaginación jugando juegos olvidados, y más tarde dormir plácidamente entre los sonidos de la naturaleza y de los aguaceros que son parte del ambiente… Amanecer entre gotas de lluvia y la neblina, abren sus alas a cielos azules y a noches con el frescor de la sierra.Salir del pueblo y visitar sus alrededores… Las ruinas de la Fábrica de Papel, la primera en operar en América Latina; el Salto del Nogal y su vigorizante catarata; las Piedrotas, populares entre los entusiastas de los poderes extraordinarios de la naturaleza, ya que según algunos científicos son vestigios de meteoritos de hace miles y miles de años, esparcidos en medio del bosque y sus secretos.Un par de noches fuimos favorecidos por la luna, plena de luz, que orgullosamente presumió su reflejo en la presa del Nogal.El regreso nos hizo caminar por las calles del pasado con la gente sencilla y cálida del poblado, revistiéndonos del ambiente de la paz de ese Pueblo Mágico de Tapalpa.
