Miércoles, 24 de Abril 2024

Danza hecha con pasión

Todos los caminos llevan a Nueva York. Al menos para Mónica Azpeitia, la tapatía que siempre ha tenido en su mente a los escenarios de Broadway: hoy ella ve cómo su sueño se consolida a través de la danza

Por: Norma Gutiérrez

Si bien la danza es ahora por mucho la mayor pasión de Mónica, esta tapatía recuerda que sus acercamientos al lenguaje corporal escénico comenzaron en la gimnasia olímpica. ESPECIAL / Dancersofny.com

Si bien la danza es ahora por mucho la mayor pasión de Mónica, esta tapatía recuerda que sus acercamientos al lenguaje corporal escénico comenzaron en la gimnasia olímpica. ESPECIAL / Dancersofny.com

Desde que era pequeña, el arte escénico se manifestó en Mónica Azpeitia -nacida en Guadalajara en 1992- y desde entonces esta artista ha ido escalando en sus metas hasta convertirse en una mexicana más que levanta con orgullo el estandarte nacional mediante el baile, vocación que la proyecta como una bailarina que apuesta el sentido social en sus coreografías y ser un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones.

“He tenido mucho impacto con las generaciones nuevas en México, muchos conocen mi trabajo desde que quería ir más allá de México, que han visto mi proceso, he recibido muchos comentarios positivos. He dado workshop en Guadalajara, me preguntan cómo ha sido mi experiencia en Nueva York, hay padres que quieren saber cómo encaminar a sus hijos, quieren consejos. Me di cuenta que sí tengo una responsabilidad con la gente que me ve, que me sigue”.

Aunque su aventura en Nueva York al llegar hace tres años ha tenido sus lindos y amargos momentos, Mónica puntualiza la pasión y constancia que la han llevado a emprender y formar parte de proyectos importantes que progresivamente han abierto su camino al reconocimiento nacional e internacional. “Vine a Nueva York porque siempre tuve en mi cabeza a Broadway, no por perseguir un sueño americano, Broadway está aquí y me fijé aprender o hacer lo necesario para llegar. Todo depende a dónde quieras ir (…) me encanta regresar a México, quiero colaborar con mi país, para mí es un honor”.

La carrera de Mónica se ha nutrido de importantes proyectos como el ensamble coreográfico de la telenovela “Libre para amarte”, el reality “Bailando por un sueño” (2014 y 2017), entre otros, hasta que en 2015 y con las maletas listas llega al “Broadway Dance Center”, de Nueva York, desde donde se ha esforzado por resaltar y demostrar que el talento mexicano puede brillar en cualquier parte.

Poco a poco, el talento de Mónica la ha puesto al lado de personajes como Sheila Barker, considerada como una de las mejores maestras de jazz en Nueva York para “BDC MOVES” en YouTube Space NY, participar en el videoclip “Infieles”, bajo la dirección de Brian Thomas (ex bailarín de Michael Jackson). Entre los proyectos más recientes para Mónica está “Fries&Beans”, cortometraje con un fuerte mensaje social que fue presentado en la selección oficial de Cannes 2018 en la terna de “Short film corner”.

“Se han abierto puertas que jamás imaginé, con mi amigo Fernando Salazar, también tapatío, creamos este cortometraje que refleja la inmigración, cosas que pasamos. Estando en Nueva York me tocó el cambio de gobierno -la llegada de Donald Trump- yo no tuve ningún problema pero sí se sintió un cambio, de ahí creamos esto (…) con la danza damos voz, no solo para mí, es para nuestro país, la gente que lo sufre. Queremos representar eso”.

Disciplina, el primer paso

Si bien la danza es ahora por mucho la mayor pasión de Mónica, esta tapatía recuerda que sus acercamientos al lenguaje corporal escénico comenzaron en la gimnasia olímpica, en la que por más de una década tuvo oportunidad de representar en tres ocasiones a Jalisco y que le valió la codiciada medalla de plata en el aparato de barras asimétricas en el año de 2002.

Los resultados con la gimnasia fueron buenos, sin embargo, el instinto artístico e histriónico de Mónica Azpeitia comenzaron a incrementarse y enfocarse al baile, el canto y la actuación, terrenos a los que decidió explotar su potencial creativo y empatía para dar sus primeros pasos -en 2009- en la popular “Calle 42. Escuela de Teatro Musical”, preparación que la situó en destacados foros de la ciudad como el Teatro Diana y el Teatro Galerías.

Sumada a la experiencia y la preparación de alto rendimiento que tuvo en la gimnasia, Mónica se apegó con facilidad a la disciplina, característica que la ha ayudado en su crecimiento profesional para estar en óptimas condiciones y totalmente lista para cualquier proyecto en puerta, condición que también enraizó al formar parte del Estudio Profesional de Danza Ema Pulido (en la Ciudad de México), donde también amplió su abanico dancístico en ballet, jazz, contemporáneo, tap, teatro Musical y “street styles”, por ejemplo.

“Sigo estudiando, tengo 12 clases a la semana y después de tres años mi cuerpo lo resiente pero por la gimnasia he tenido mucha disciplina. Los mexicanos siempre tenemos y damos el extra, desde un cocinero hasta lo que sea. Creo que el arte en México y en Guadalajara está creciendo muchísimo, hay oportunidades, sólo hay que buscarlas. La gente a veces no sabe si esta carrera puede funcionar como un plan A o un B. Antes yo pensaba que como artista tenías que irte de tu país porque no había esas oportunidades, pero ahora ha cambiado, hay muchas becas, no todo es responsabilidad del Gobierno, como mexicano tienes que buscar”.

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