Viernes, 03 de Mayo 2024

Cartagena alma indestructible

La ciudad colombiana destaca como un destino donde la historia, la belleza y el colorido van de la mano

Por: Francisco González

Cartagena alma indestructible

Cartagena alma indestructible

Lo primero que recuerdo de Cartagena apenas bajé del avión fue el calor, del que me había olvidado tras unos días en el frío de Bogotá. Lo segundo que atrapó mi atención fue el movimiento frenético de la ciudad, que parecía incapaz de conocer un suspiro de quietud entre la marabunta de turistas y vendedores en sus calles. Y lo tercero que atesoro son sus colores, porque en Colombia, un país rico en matices, nada se asemeja al desbordante colorido de Cartagena. 

Joya turística del Caribe, destino anhelado por miles de viajeros de todo tipo (por sus calles lo mismo observas mochileros que turistas VIP), Cartagena seduce a muchos por sus espectaculares playas y potente vida nocturna —en verdad aquí se rumbea como en ningún otro lugar—. Pero para quienes buscan explorarla más allá de lo que dice el folleto, hay mucho por descubrir.

Cartagena es una de las pocas ciudades de América Latina que conservan las murallas de tiempos de la Colonia de forma casi íntegra —otra son San Francisco de Campeche en nuestro país y Quebec en Canadá—, además de contar con el espectacular Castillo de San Felipe de Barajas, un fuerte construido por los españoles en 1657, para tratar de combatir la boyante piratería inglesa y neerlandesa en su mayoría.

Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y construido en el punto más alto del cerro de San Lázaro, el fuerte ofrece una vista maravillosa de la bahía de Cartagena y la parte vieja de la ciudad, así como de las modernas torres hoteleras que se han ido apropiando del horizonte en años recientes. La entrada cuesta unos $115 pesos mexicanos, y se puede buscar a un guía o explorarlo a placer.

Recorrer su interior es darse una vuelta por la historia de la ciudad. Es famoso el sitio de Cartagena de 1741, cuando una escuadra inglesa comandada por el oficial Edward Vernon, atacó con 27 mil hombres la ciudad. Frente a él, estaba el almirante español Blas de Lezo con menos de 4 mil hombres. Al final los ibéricos se impusieron en una de las grandes catástrofes militares del entonces imperio británico.

Para los cartagineses contar esta historia sigue siendo motivo de orgullo —pues al final el grueso de las tropas eran nativas—. Para los colombianos también es una de sus construcciones más queridas. Para el turista, subir hasta su punto más alto —donde se encuentran los cañones y una pequeña tienda de recuerdos— es todo un desafío, especialmente en un día caluroso, como lo suelen ser casi todos en esta ciudad caribeña. 

Por la ciudad

Cartagena es una ciudad donde es imposible aburrirse y quedarse quieto. Sus estrechas y serpenteantes calles están sembradas con tiendas de recuerdos que resultan muy atractivas para el viajero. Recorrer la zona de murallas suele ser una actividad perfecta para irse familiarizando con la traza urbana. 

La cocina colombiana es generosa en porciones y diversa en platillos. Aunque la bandeja paisa y el sancocho son de esta región, es seguro que en restaurantes locales te los encontrarás en el menú.

Lo que sin duda vale la pena disfrutar es el Café del Mar —justo en las murallas, sobre el Baluarte de Santo Domingo—. Este bar-restaurante es de precio moderado, aunque vale la pena que lo incluyas en tu itinerario, especialmente por la fantástica vista que ofrece del Mar Caribe —los atardeceres son una maravilla— y las noches de rumba. El horario es de 16:30 a 02:00 horas.

Con la llegada de la noche, Cartagena se refresca. El vaho de los cuerpos fritos por el Sol agradece las caricias del viento llegado desde el Caribe. El sonido de la música llena los vacíos que deja la luz y los colores estridentes se apoderan de las fachadas.

Caminamos por una ciudad que no conoce de sueño ni de pausas. Y en su punto más alto, silencioso, el Castillo de San Felipe de Barajas observa atento a la urbe que hace 300 años salvó de su destrucción.

Lo básico

  • Aunque muchos locales aceptan tarjeta de crédito y débito, siempre es buena idea llevar efectivo. Al cierre de esta edición, el tipo de cambio era de 180 pesos colombianos por 1 peso mexicano.
  • Es común que en la calle una multitud de vendedores traten de ofrecerte su mercancía. Sombreros, collares y recuerdos. 
  • En Cartagena es común que las tiendas de la esquina cuenten con un lugar especial para que los compradores consuman sus productos e incluso se queden a platicar un largo rato.

¿Cómo me voy? 

Desde Guadalajara, es posible llegar a Colombia vía aérea. Puedes comprar un boleto a Bogotá y desde allí volar a Cartagena. En el país sudamericano, aerolíneas como Avianca y VivaAir ofrecen tarifas muy competitivas.
 

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