Jueves, 18 de Abril 2024

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Anciana se presenta en camilla al banco

Para poder cobrar el apoyo que le brinda Sedesol por ser adulta mayor, ya que ejecutivos de la institución señalaron que debía acudir de manera personal

 

Por: SUN

Este hecho fue captado en video y subido a redes sociales, lo que provocó malestar. YOUTUBE / Quadratín México

Este hecho fue captado en video y subido a redes sociales, lo que provocó malestar. YOUTUBE / Quadratín México

Doña María Esther Clemente Ramos, de 87 años de edad, fue obligada a asistir de forma personal a la sucursal bancaria Citibanamex, a pesar de estar convaleciente de una operación en la pierna derecha, de padecer hipertensión arterial y sordera parcial en el municipio de Tonalá, para poder cobrar su apoyo de adulta mayor de Sedesol, siendo ingresada en camilla hasta el área de caja.

De acuerdo al hijo de doña María Esther, Carlos Gabriel García Clemente, acudió a la institución bancaria para explicar las condiciones de salud de su mamá y llevó fotos de la anciana, incluso presentó un certificado médico extendido por el doctor Francisco Javier Hernández Núñez, director de la Unidad Médica Familiar (UMF) número 16 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de esta ciudad.

En el documento de fecha 9 de enero, el médico explicó que Clemente Ramos presenta una fractura de fémur con secuela de discapacidad motriz, por lo que, es difícil trasladarla en silla de ruedas ya que ello dificultaba la salud de la paciente.

Sin importar a ejecutivos de la institución bancaria el estado de salud y la edad de la beneficiaria del programa Adulto Mayor de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y que su hijo fuera su tutor, le dijeron que tenía que llevar de manera personal a la titular de la tarjeta.

"Por eso pedí apoyo a Protección Civil del ayuntamiento para que trasladará a mi mamá en una ambulancia hasta el municipio de Tonalá, ubicado a unos 25 kilómetros", explica García Clemente.

Refiere que el pasado 23 de enero, a las 8:00 de la mañana, su madre fue trasladada en una ambulancia hasta la institución bancaria donde pidió que algún ejecutivo del banco fuera hasta la unidad para que se hiciera el trámite de cobro, pero se negaron, argumentando que no podían salir a realizar ningún trámite a la calle, por lo que, tuvieron que ingresar a su mamá en camilla hasta el área de caja para cobrar el apoyo de Sedesol.

"Tenemos necesidad de ese dinerito por eso tuve que llevar a mi mamá en esas condiciones al banco", señala García Clemente.

Este hecho fue captado en video y subido a redes sociales, lo que provocó malestar.

Se disculpan

Ejecutivos de Citibanamex le llamaron vía telefónica para disculparse por la situación y acudieron a su vivienda para dejar tarjetas con número de teléfono por si se "presenta algún problema".

Mientras se realiza la entrevista con El Universal, María Esther duerme en una cama instalada en la sala de su vivienda, construida por su hijo; la casa sufrió fracturas y hundimiento durante el sismo.

A mano derecha de su cama se ubica un altar con imágenes religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, San Martín de Porres, la virgen de Guadalupe, rostros de Jesús, Niño Dios y Ángeles, así como una biblia y un rosario.

"Mi mamá es muy católica, ya dijo que no quiere que le toquen nada de su altar, como es su casa, se respeta lo que ella dice", señala su hijo Carlos Gabriel, de 60 años de edad, el segundo de 12 hijos; recuerda que su madre era una persona muy activa pese a su edad; sin embargo, en marzo del 2017 sufrió una caída que le provocó una fractura en su pierna derecha.

"No quería que la operaran, pero el médico lo ordenó y en mayo fue sometida a cirugía en Tapachula, pero no hubo mejoría; ahora su pierna no tiene flexibilidad y le duele cuando la mueve", explica.

Señala que desde el accidente, él ya no pudo trabajar en el ramo de la construcción, ya que se dedica al cuidado total de su madre.

"Le hago su comida, le doy su medicina, la baño; la tengo que atender a pesar que yo también estoy enfermo del azúcar y un poco de sordera".

Luego de una hora, María Esther despierta y sonríe. "No sabía que estaba aquí", señala.

-¿Cómo se siente? - Se le pregunta en voz alta.

Mal, ya me dolió la cama, me caí hace dos meses y mi pierna no ablanda, está tiesa y me duele. Se queda callada y pensativa.

A su mano derecha mantiene una manita de madera con la que alcanza algunos artículos como crema y medicinas.

A su mano izquierda un palo, que le sirve para taparse y espantar los zancudos; además de un peine color azul, que dice compró en Tapachula.

Nada dice de lo sucedido en el banco, y vuelve a quedarse dormida.

SA

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