Jueves, 18 de Abril 2024

Escultor de Alcalde borrará frases... si hallan desaparecidos

El artista que encriptó mensajes en la escultura para manifestar su rechazo por la violencia que se vive en el Estado se dice satisfecho; “el arte debe arriesgarse”

Por: El Informador

Al artista no le preocupa que se recurra a instancias legales y afirma que cuenta con la aprobación de las familias del CAAV. ESPECIAL

Al artista no le preocupa que se recurra a instancias legales y afirma que cuenta con la aprobación de las familias del CAAV. ESPECIAL

Alfredo López Casanova envió un mensaje claro al encriptar cifras y mensajes de manera premeditada en la escultura en honor a Fray Antonio Alcalde que hoy se encuentra en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres: recordar que hay tres estudiantes desaparecidos sólo por hacer su tarea, pero también miles más cuyas familias esperan abrazar de vuelta.

En entrevista para esta casa editorial, el artista sostiene que su estrategia de protesta fue hecha con el fin de incomodar. “Los escultores, o el arte en general, deben arriesgarse”. Al mismo tiempo, afirma que él sería el primero en modificar la efigie, pero para hacerlo Jalisco debe regresar a la paz… y los miles de desaparecidos, con sus familias.

“Cualquiera de las acciones que tomen será el espejo que mostrará su verdadero rostro. En la parte legal, por mí pueden iniciar la demanda que más les guste”.

Tampoco cree que su protesta escape a los ideales del propio Fray Antonio Alcalde. “Me parece que él hubiera estado caminando al lado de los familiares y reclamaría al Gobierno su falta de interés”.

López Casanova defiende que aprovechó su oportunidad como el escultor ganador para usar su derecho como ciudadano y manifestarse por una causa que le lastima. “Mi reto era invitarlos (a los familiares de los estudiantes de cine) y proponerles; ellos aceptaron. A partir de aquel día yo mantengo comunicación con ellos”.

Lo que ocurra con la escultura, concluye, será decisión de las autoridades. Por lo que a él compete, se encuentra tranquilo. Y remata: “Cualquiera de las acciones que tomen será el espejo que mostrará su verdadero rostro. En la parte legal, por mí pueden iniciar la demanda que más les guste”.

- ¿Ya había sucedido la desaparición de los alumnos del CAAV cuando inicia el proceso de la escultura de Fray Antonio Alcalde?

-  Recuerdo que en el proceso del modelado de la escultura, ya más o menos avanzada, el Gobierno del Estado, con Aristóteles, la Fiscalía presentó sus conclusiones en donde planteaba que los muchachos habían sido asesinados y diluidos en ácido. En la revisión de la información se descubrió que no tenían los elementos necesarios para sostenerlo y se querían presentar como hechos consumados para cerrar el caso. Estamos hablando de un remedo de una “mentira histórica” como la de los 43 (estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa), versión Jalisco. En ese contexto yo estaba por terminar la escultura y tomé una decisión de momento.

-  ¿La protesta estuvo calculada para realizarse justo al año de la desaparición?

-  Tomé la decisión de, en el proceso, incluir estos textos para que fueran fundidos en bronce. Tenía la esperanza de que la Fiscalía hiciera su trabajo y presentara con vida a los muchachos, dado que sus argumentos de que fueron asesinados no están soportados en ninguna verdad ni hay manera de comprobar los hechos. Entonces, yo lo que decía es que si los muchachos eran presentados, las consignas quedarían tapadas, no se iban a destapar, y en todo caso el paso del tiempo las descubriría. Pero llega un año de la desaparición y no hay ningún resultado, y no sólo eso, la cifra que está del lado derecho del costado de la base, el número, ya se quedó corto. Hubo un aumento de desapariciones en esta nueva administración.

-  ¿Las familias estuvieron enteradas de lo que iba a realizar con la escultura?

-  Yo tenía claro que, como habitante de la ciudad, tenía mi derecho de protestar de todas las formas posibles, y también que la acción tenía que ser acompañada de los familiares. Mi reto era invitarlos y proponerles, ellos aceptaron y estuvieron; a partir de aquel día yo mantengo comunicación con ellos.

-  ¿Qué va a pasar con la efigie?

-  Hay tres escenarios: La propiedad de la escultura es la ciudad, el Ayuntamiento es un administrador temporal de la ciudad. Los derechos intelectuales y autorales de la obra son míos y, como tales, los tengo registrados ante derechos de autor. Los escenarios son que borren los textos, que se pueden perfectamente borrar, que retiren la escultura o que me demanden por incumplimiento. En los tres, lo que puede reflejar es que la autoridad se exhibe frente a la ciudad por la situación de violencia y su incapacidad de resolverla. Lo que está ahí es una escultura que se convirtió en incómoda porque les está recordando su falta de interés. Cualquiera de las acciones que tomen será el espejo que mostrará su verdadero rostro. En la parte legal, por mí pueden iniciar la demanda que más les guste. Yo estoy tranquilo.    

-  En caso de que la situación de violencia en Jalisco mejore, ¿tiene contemplado volver a intervenir la escultura?

-  La escultura refleja una denuncia de las desapariciones en Jalisco. Ya no de las nacionales, que son más de 45 mil. Yo sería el primero, con todo gusto, en ir a borrar los textos de la escultura si aparecen no sólo tres muchachos, pero que aparezcan los siete mil, con vida. Yo iría porque si aparecen ya no tendría mayor efecto, aunque debería quedar como un recuerdo triste de lo que se vivió en otros tiempos, hablando de años posteriores. Lo que va a pasar ahí es una especie de “cápsula del tiempo” que nos va a cuestionar de manera permanente por qué los desaparecidos son un presente continuo. La sociedad debería preocuparse igual que las familias en tener esa angustia permanente por saber dónde están o si están bien. Yo iría a retirar eso si los desaparecidos aparecen con vida.  

- Como artista, ¿cómo se siente con su pieza?

Los escultores, o el arte en general, deben arriesgarse. El arte es producto de su tiempo. Pienso que Fray Antonio Alcalde, por lo que hizo, por estar del lado de los pobres, por atender a los olvidados, me parece que hubiera estado en este momento caminando al lado de los familiares y reclamaría al Gobierno su falta de interés. Es una escultura que nos está diciendo qué pasa en el Estado y en el país. El arte debe ser arriesgado, y tan me arriesgué que dudo que me vuelvan a invitar a presentar otro trabajo.  

- ¿Qué opinión le dejan los comentarios en contra de su obra?

¿Por qué molestarse tanto por unos mensajes dejados en una escultura? ¿Por qué preocuparse tanto por eso y no porque al año no están todavía con nosotros los muchachos? Deberíamos estar acompañando a las familias. A la marcha fuimos poquititos, no llegamos ni a 200. Me parece que la cuestión es que la provocación, de alguna manera, sirvió como un espejo para ver quiénes somos y qué pensamos. Deberíamos preocuparnos por recuperar este país que se está cayendo a pedazos.

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