César Muñoz, campesino de El Vado, Tonalá, vio cómo sus vacas comenzaron a enfermarse y a morir después de que notó que la represa que tenía en su propiedad se contaminó con las aguas residuales que bajaban por canales a cielo abierto desde los nuevos asentamientos que están sobre la colina.Representantes de la Unión del Corredor de El Vado compartieron que cuando llegaron a comprar viviendas en los fraccionamientos de la zona, los colonos no fueron advertidos de que ni los desarrolladores, el municipio o el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA) se harían cargo de sus aguas negras.“Hay gente que tiene 15 años o más luchando por eso”, aseguró Agustín Bedoy, presidente del fraccionamiento Cañada Real.Líderes de Linda Vista, Cañada Real, El Moral I, Colinas de Tonalá, Las Palmas y Santa Martha denunciaron que sus aguas no son tratadas, que corren hacia los fraccionamientos bajo la pendiente y se descargan en el Río Santiago.En un recorrido se constató que Las Palmas, con más de tres mil casas, tiene una planta tratadora en obra negra y abandonada mientras el colector que pasa por un lado vierte las aguas pestilentes al canal que desemboca en el Santiago.Ana Bertha Valdez, presidenta de dicho fraccionamiento, afirmó que ella ha ingresado oficios al Ayuntamiento de Tonalá desde la administración de Jorge Arana, pero no ha obtenido respuesta.Se buscó al SIAPA y al Gobierno de Tonalá, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.MQ
