Una alberca repleta de agua sucia, zancudos, grafiti en los letreros turísticos, daños en el concreto de los alrededores y perjuicios también en la escultura, así luce la Fuente Olímpica de Guadalajara en la actualidad. El monumento sufre deterioro y abandono, según los vecinos de la zona. La escultura se localiza en una glorieta ubicada en la Calzada Independencia Norte y Monte Cáucaso, muy cerca del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), cuyos estudiantes también resultan afectados por el mal funcionamiento de los semáforos de un cruce, y la falta de los mismos en otro.“De repente se ve mucha basura y si tardan en venir a limpiarla”, mencionó Jaime Pérez, vecino del lugar. José Luis, por su parte, nunca ha visto acciones reales para rehabilitar ese espacio desde que comenzó a trabajar en un puesto de comida en la zona. “La prenden y las válvulas avientan el agua hacia la calle, desperdiciándola”. La escultura, que cumple 50 años de historia, fue realizada por el escultor tapatío Enrique Rico Sánchez (1941-2011), conocido por su impulso al arte abstracto y arte moderno en la escena artística de Guadalajara. Él ganó un concurso para realizar un trabajo conmemorativo para los Juegos Olímpicos de 1968 en la Ciudad de México. Rico Sánchez, quien también fue pintor, también participó en más de 100 muestras y exposiciones en donde se exhibió su obra, y fue maestro de varias generaciones de artistas en el Centro de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
