Los revendedores han impedido en al menos dos ocasiones que se registre un lleno total en el Estadio Jalisco. En mayo de 2017 lograron lo imposible: gradas vacías en el coloso de la Calzada Independencia durante un Clásico Tapatío. En noviembre del mismo año repitieron la hazaña y dejaron espacios sin ocupar durante un duelo de cuartos de final entre Atlas y Rayados.Pese a ello, son escasos los arrestos a personas dedicadas a la reventa de boletos. Información estadística de la Dirección de Justicia Municipal del Ayuntamiento de Guadalajara reveló que en lo que va de la administración apenas se han registrado 22 detenciones por este motivo.El Reglamento de Policía y Buen Gobierno prohíbe “ofrecer o propiciar la venta de boletos de espectáculos públicos, con precios superiores a los autorizados y fuera de los lugares de venta previamente autorizados”. Esa actividad se sanciona con multas que van de 800 a ocho mil pesos y hasta 36 horas de arresto.Sin embargo, esto no ha logrado inhibir la práctica. Son siempre los mismos que se ponen en la esquina de la Calzada Independencia y Fidel Velázquez o a las afueras de un establecimiento de venta de cerveza. Según Alberto, quien acude al Estadio cada que juega el Atlas, hasta la misma Policía los conoce.“Incluso una vez me tocó ver a un policía que les pidió más discreción porque iba a haber revisión”, dijo.
