La Cuba de la dinastía Castro experimentará hoy un cambio histórico cuando el vicepresidente Miguel Díaz-Canel, de 57 años, suceda en el cargo a Raúl Castro, tras ser elegido candidato único por más de 600 congresistas.Será la primera vez que una persona con un apellido distinto gobierne la isla desde 1959, aunque la transición es vista por muchos como un cambio “cosmético”, ya que Raúl Castro seguirá —hasta 2021—como primer secretario del Partido Comunista, el órgano que toma las decisiones en Cuba, según lo establece la Constitución, y Díaz-Canel tendrá que gobernar al frente de un Consejo de Estado parcialmente renovado, con 13 caras nuevas y 18 antiguos miembros.El ex analista de la CIA Brian Latell, conocedor de la política cubana, dijo que espera “un alto grado de continuidad en la política interna y las relaciones internacionales” de Cuba.A su juicio, Díaz-Canel podría intentar “lenta y cautelosamente poner en práctica algunas de las reformas económicas que Castro defendió públicamente pero nunca concretó”, pero es “muy improbable” que se produzca “una apertura política real en los próximos años”.Para el politólogo e investigador colombiano Fernando Giraldo, el remplazo de Castro demuestra que “asistimos a una línea de continuidad pero con unas rupturas graduales, lentas y serenas. El sistema conserva su estructura fundamental”.El académico consideró que esta renovación va obligar a la oposición de la isla a revisar su discurso: “Deberá admitir que lo mejor para un sistema político, es que los cambios se hagan de forma tranquila y serena. Es menos costoso en lo social”.Giraldo confía en que el cambio va a “favorecer las relaciones de Cuba con los países de América Latina y Europa, pero no tanto con Estados Unidos.Para los cubanos en exilio, la transición en el régimen cubano es una “pantomima”; un acto en el que “un tirano escoge a su sucesor de un dedazo”, aseveró Ramón Sául Sánchez, líder del Movimiento Democracia, en Miami.No obstante, Max Lesnik, líder de la Alianza Martiana, elogió “el cambio generacional”, aunque duda que vaya a haber cambios dramáticos.“La permanencia de Raúl Castro en la jefatura del PCC garantiza que los cambios que vengan serán ordenados y dentro de las circunstancias, mientras que Estados Unidos mantenga una política de hostilidad hacia Cuba”, apuntó.De hecho, la Casa Blanca se pronuncipo ayer y aseguró que no cambiará su política de restricción del comercio con Cuba; asimismo, expresó escepticismo sobre cualquier cambio en la isla, una vez que el actual presidente cubano abandone el poder.“Estados Unidos no tiene ninguna expectativa de que el pueblo cubano verá mayores libertades bajo el sucesor elegido a dedo por Castro”, dijo un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.En todo caso, el nuevo Gobierno tendrá que demostrar que en reaidad lo es; aunque los analistas coinciden en que el alcance reformista de Díaz Canel es una incógnita, por lo poco que se sabe de él.
