El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dio un giro en su política de ultraderecha y nominó a la Suprema Corte a un juez conservador y católico, pero no "terriblemente evangelista", como prometió en 2019.La postulación del juez Kassio Nunes Marques, que aún deberá ser confirmada por el Senado, fue oficializada en el Diario Oficial y muy mal recibida por la ultraderecha y líderes de iglesias evangelistas, que son uno de los pilares de la estructura política que ayudó a Bolsonaro a llegar al poder.Nunes ha sido propuesto para ocupar la vacante que dejó Celso de Mello, un magistrado de ideas progresistas que ingresó al tribunal en 1989 y se jubiló al llegar a los 75 años, edad límite para los jueces en Brasil.En la ultraderecha, la elección de Bolsonaro fue recibida por algunos como una "traición". El pastor evangelista Silas Malafaia, quien casó al presidente en 2013 con su actual esposa, calificó la elección como "un absurdo vergonzoso. Es una decepción general que favorece al centro, la izquierda y los corruptos", afirmó.Frente a ese malestar, Bolsonaro consideró una "cobardía" los "ataques" a Nunes, pero renovó su promesa y aseguró que en 2021, cuando se jubilará otro miembro del Supremo, entonces sí optará por un magistrado "terriblemente evangélico".
