Mi prima Maru es maratonista, y es una buena maratonista.Acostumbra (y lo digo en presente) correr dos maratones al año, y en este 2020 de la pandemia lo hará sin lugar a dudas.Antes del confinamiento alcanzó a correr un maratón en Estados Unidos, y ahora se prepara para hacer lo propio con el de Roma.Gracias a que es una buena corredora, conoce el mundo y el mundo la conoce a ella porque tiene una buena marca, y por lo tanto no tiene problema para ser aceptada en cualquier competición.Claro, que el maratón que sigue, el de Roma, lo correrá de una manera totalmente diferente.Lo hará a la distancia, pero en el entendido de que ella sí correrá en toda forma los poco más de 42 kilómetros que contemplan la prueba, y lo hará en una sola jornada.Desde su teléfono celular, y corriendo en un circuito que se forma en la Ciudad Universitaria de la CDMX, ella estará enviando registros de tiempo y distancia, de tal forma que así espera concluir la ruta; su tiempo quedará registrado, y ya después le enviarán la medalla y el diploma de reconocimiento por haber finalizado el maratón de Roma sin haber salido de México, y sin haber corrido como es tradicional a un costado del famoso Coliseo romano.Lo que más nos sorprende de esta historia es la capacidad de adaptación de Maru, casi sin darse cuenta, para hacer lo que más le gusta y le motiva: correr maratones.Y digo que es casi sin darse cuenta entendiendo el papel inevitable que tiene la pandemia, y todas las limitaciones que nos ha impuesto, muchas de las cuales vamos dejando de lado para adaptarnos a la nueva realidad.De alguna manera sorprende cómo nuestra mente se adapta y no extraña, intensamente, actividades que si nos hubiesen dicho que tendríamos que olvidar sería muy difícil de manejar.Muchos de nosotros, y sin sentir especial pesadumbre, seguimos sin viajar y sin tomar las vacaciones tradicionales, entendiendo que fue en los aviones que llegó y viaja el virus, y que muchos de los hoteles y destinos turísticos tienen más posibilidades de ser lugares de contagio que nuestros entornos cercanos.Abandonamos muchas de nuestras actividades sociales y de presencia en lugares concurridos.Y honestamente no lo extrañamos.Lo que quizás sí nos ha faltado es hablar más entre nosotros sobre estos temas.Como la pandemia ha sido global, y a todos nos ha pegado por lo menos en temas como el aislamiento y las limitaciones sociales, no podemos recurrir a nadie para obtener consejo, todos estamos viviendo una situación novedosa sin referentes para enfrentarla.Por eso mi reconocimiento a mi prima Maru, y a todos nosotros, porque hemos tenido la capacidad de adaptarnos, y la mayoría lo estamos haciendo muy bien.