Jueves, 25 de Abril 2024

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Y entonces, ¿quién es el enemigo?

Por: Diego Petersen

Y entonces, ¿quién es el enemigo?

Y entonces, ¿quién es el enemigo?

Jóvenes de Ciudad Guzmán, en el Sur de Jalisco, hicieron una manifestación en contra de la Marina. Los acusan de la desaparición de dos jóvenes. Ahí entre los manifestantes estaba la madre de uno de ellos. Pero la manifestación pacífica convocada en redes sociales se convirtió súbitamente en una agresión física a los marinos. Las camionetas fueron apedreadas, y grafiteadas con insultos y con las siglas del cartel Nueva Generación. La mano que mecía la cuna se hizo visible. Los marinos se replegaron ante gritos, insultos y patadas de jóvenes envalentonados porque sabían que los marinos no iban a responder.

Hay quien cuestiona la actitud de la Marina; yo la aplaudo. Haber confrontado a los manifestantes, algunos o muchos de ellos seguramente parte de la nómina del crimen organizado, habría terminado en tragedia y dado la pauta para que se lograra el objetivo del cartel: sacar a la Marina de esta zona donde, se supone, vive Nemesio Oseguera, “El Mencho”, el líder del cartel.

Una sociedad que apedrea a sus soldados, a sus marinos o a sus policías y no tiene claro quién es el enemigo ha perdido el Norte

No nos confundamos: lo terrible no son las imágenes de una Marina aparentemente derrotada o sin recursos para enfrentar una manifestación sino la penetración social que tiene el crimen organizado en esta zona y muchísimas otras en el país. Lo que vimos el lunes fue una prueba de hasta dónde llegan los tentáculos de este pulpo que, como un retrovirus, se alimenta de la debilidad de las instituciones. Y esta debilidad nada tiene que ver con la falta de presupuesto (por aquello de que en las campañas vamos a escuchar a los candidatos decir que van a gastar más en armas y patrullas) sino con el abuso que de ellas han hecho desde el poder. Cada vez que un político mete la mano para torcer un juicio, para liberar a un detenido, para darle privilegio a un preso, para presionar a un juez, para torcer una investigación, para humillar a un policía poniéndolo a realizar servicios que no le corresponden, está dañando a las instituciones y favoreciendo el crecimiento del crimen organizado. Esos que dicen que “ya sabes quién” no respeta a las instituciones son los mismos que las han desbaratado pactando con el crimen o usándolas para sus intereses.

Una sociedad que apedrea a sus soldados, a sus marinos o a sus policías y no tiene claro quién es el enemigo ha perdido el Norte, sea porque el crimen organizado la cooptó con dinero o con violencia, sea porque ha sido traicionada por quienes detentan el poder. Como sea, cuando vemos este tipo de imágenes lo único claro es que algo está profundamente dañado y podrido.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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