Jueves, 09 de Octubre 2025

LO ÚLTIMO DE Ideas

Ideas |

Xóchitl

Por: Gabriela Aguilar

Xóchitl

Xóchitl

Ser o no ser un Xóchitl-lover… he ahí el dilema de los electores que tenían claro que pertenecían a la oposición y consideraban a sus favoritos, pero que se vieron sorprendidos con la nueva figura en la escena política a quien el Presidente lanza su aversión. No se trata de amar u odiar a la senadora Xóchitl Gálvez, lo cierto es que con la precandidata a la Presidencia de la República en la coalición PRI, PAN y PRD no se puede ser indiferente. 

Su nombre, en las últimas semanas, ha estado en la conversación de todos y es, quizá, la figura femenina más fuerte -sin tanto tiempo dedicada a la política nacional como Beatriz Paredes, por ejemplo- que suene en la contienda presidencial. 

En este último sexenio donde la alternancia crece en el país, donde Morena ha dado muestra de su alcance, donde los ciudadanos generan más cambios en los movimientos sociales que en los comicios electorales, donde los partidos crean lazos como oposición, merece la pena abrir bien los ojos y analizar quién aspira a gobernarnos.

Hace unas semanas señalaba lo relevantes que son las precampañas de popularidad frente a las elecciones federales por venir; durante semanas se les colocó el gafete de “corcholatas” a políticos de reconocida carrera que abrían un panorama más o menos claro sobre qué esperar en el 2024, lo que no vimos venir fue que una descalificación mayúscula del Presidente -muy común en su gestión- convertiría a una mujer en el objetivo de su agenda política en las últimas “mañaneras” y que con ello colocara en el ojo público a Xóchitl Gálvez. Soportar el desdén de López Obrador, así como la negativa del derecho de réplica en dichas sesiones, así como cada una de las críticas del Mandatario subieron sus puntos de popularidad.

La senadora panista ahora capta los reflectores que otros aspirantes no; con su bajo perfil en los puestos que ha ocupado desde su incursión en la administración de Vicente Fox ha sabido “tantear el terreno” y avanza sin escándalos a su alrededor, por lo que no duda en emitir mensajes directos al Presidente. 

Sorprendentemente -y quizá lo que más duele al Presidente-, es que el fenómeno Xóchitl Gálvez es creación suya y se le salió de control. Provocar a la oposición no siempre tiene el efecto esperado, menos cuando el discurso feminista del Ejecutivo se enfoca a la campaña de socialización de Sheinbaum y denuesta a otras mujeres igualmente valiosas y con más qué decir y exigir de lo que esperaba la escena política nacional. Esa mujer que ni siquiera Acción Nacional tenía en el radar para la contienda mostró tener las mismas herramientas de popularidad que López Obrador y se convirtió de la noche a la mañana en un personaje como pocos, de esos coloridos que recorre las calles de la Ciudad de México en huipil y bicicleta para llegar al trabajo. Ni el discurso de austeridad ni el tan famoso Tsuru de López Obrador podrían superarlo. 

Lo que sí queda claro es que a Xóchitl Gálvez no le da miedo exigir el respeto que como mujer y política se merece y, por si fuera poco, ante tanto ataque del Ejecutivo tampoco le tembló la voz para contestarle una de tantas con un: “Usted será quien me entregue la banda presidencial”, lo que no muchos opositores se atreven a decir.

Este momento sin precedentes no le confiere a la senadora hidalguense la experiencia política de figuras como Santiago Creel, Marcelo Ebrard o Beatriz Paredes, eso es un hecho, pero sí pone de manifiesto que para oponerse al Presidente se requiere más que una carrera política, hace falta valor y convicción como ciudadana, cierto desdén por las formalidades y la certeza de que no tiene “cola que le pisen” desde su desempeño en la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas o su contienda por la gubernatura de Hidalgo.

Si hay o no Xóchitl Gálvez para rato eso está por verse. Independientemente si la precandidata es un fenómeno político o mediático, lo que no le ha quedado claro al titular del Ejecutivo es que las campañas de desacreditación no le salen bien, para muestra el intento del año pasado con la ministra de la Suprema Corte, Norma Piña, que defendió su nombramiento con sus propios méritos. ¿Acaso habrá encontrado a su némesis el Presidente? El tiempo nos dará la respuesta, pero por ahora, la senadora panista encabeza la popularidad en las encuestas.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones