Jueves, 25 de Abril 2024

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Valeria y Óscar; la emergencia migrante

Por: Diego Petersen

Valeria y Óscar; la emergencia migrante

Valeria y Óscar; la emergencia migrante

La imagen de un padre y su hija ahogados en el Río Bravo le dio la vuelta al mundo. Al igual que la imagen del niño sirio ahogado en una playa en Chipre, ésta es también la síntesis visual de una tragedia y de un problema cuya solución no está en el horizonte. Él se llamaba Óscar Alberto, tenía 25 años; ella Valeria, estaba a punto de cumplir dos. Venían desde El Salvador. Estaban desesperados porque el trámite de asilo político en Estados Unidos se alargaba. Intentaron cruzar por sus medios, de mojados. El río se llevó a Valeria; Óscar fue tras ella. La metió por debajo de su camiseta en su espalda para tener las manos libres y tratar de llegar a la orilla. Aparecieron varios kilómetros río abajo, abrazados: el pequeño brazo de Valeria rodea el cuello de su padre, confiada, amorosa. El pantalón rojo con el pañal abultado y un par de diminutos tenis negros enmarcan la inocencia.

En medio año México ha detenido más de medio millón de migrantes, tres veces más que todo el año pasado. El fenómeno creció exponencialmente y nos rebasó a todos, no solo a las autoridades que han tenido que cambiar de discurso y de actitud por la presión del Gobierno estadounidense, sino a toda la sociedad que vemos perplejos cómo cambian las prioridades gubernamentales y se rompen acuerdos y visiones. De un día a otro México dejó de ser un país de respeto al libre tránsito de las personas; dejó de ser un país en el que migrar se veía como un derecho y estar de ilegal era solo una falta administrativa. Hoy tenemos, entre soldados y policías federales, a 31 mil elementos, seis mil en la frontera Sur y 25 mil en la frontera Norte, persiguiendo migrantes, evitando que pasen a Estados Unidos, controlando el ingreso a México.

De un día a otro México dejó de ser un país de respeto al libre tránsito de las personas; dejó de ser un país en el que migrar se veía como un derecho y estar de ilegal era solo una falta administrativa

Sea la presión política de Trump o por el incremento inesperado en los volúmenes y orígenes de los migrantes, lo cierto es que el tránsito de personas se puso en el centro de la agenda nacional desplazando otros temas y prioridades. Las autoridades están rebasadas, las viejas políticas destrozadas, las competencias institucionales difuminadas. Nadie sabe bien a bien quién dicta las políticas migratorias porque todos están metidos en la emergencia: Relaciones Exteriores haciendo el trabajo de Gobernación; el Ejército y la Marina supliendo al Instituto Nacional de Migración; los alcaldes controlando brotes xenofóbicos.

La foto de Valeria y Óscar quedará ahí como el símbolo de un cambio de época, el punto de quiebre de una política migratoria que dejó de ser lo que era para convertirse en una emergencia histórica.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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