Por Patricio Fernández CortinaDomingo 22 de abril de 2018. Tercera novillada de la temporada en la Plaza de Toros El Centenario, en Tlaquepaque, con una entrada de media plaza, siendo la última del serial antes de la final que está programada para el próximo domingo, con un mano a mano entre Diego San Román y el que se designe como triunfador del día de ayer, ya que ninguno cortó oreja.Francisco Martínez, de San Miguel de Allende, lidió al novillo “Príncipe” de la ganadería Rivera de Lajas. Puso las banderillas de muy buena manera. En el primer par realizó un quiebre esquivando el novillo, y luego practicó la suerte en la modalidad del violín, para inmediatamente ponerle otro par, en una buena demostración de arte. Sin embargo, con la muleta el novillo mostró peligro, buscando en todo momento el cuerpo del novillero. Lo llevó a los medios en donde apenas pudo darle dos derechazos.El novillo no acometía. Ante la insistencia del novillero, el novillo lo prendió con el pitón derecho y le desgarró la taleguilla, sin cornearlo afortunadamente. Luego de pinchar, mató con estocada caída. Recibió aplausos y sin haber razón que lo justificara, dio la vuelta al ruedo.José Sainz, de San Luis Potosí, inició la lidia con un farol de rodillas al novillo “Aviador”, también de la ganadería Rivera de Lajas. Luego, en lo más destacado, realizó una revolera llevando el capote con la mano derecha con elegancia. Le tocó un novillo tieso y sin recorrido, al que tenía que torear por fuera, sin arrimarse. En un descuido tropezó y por fortuna el novillo no hizo por él. La faena transcurrió entre pases aislados, y en el ocaso del tercio logró pegarle algunos derechazos, pero él mismo los interrumpía impidiendo la ligazón, desaprovechando esos breves instantes. Pinchó con la espada, luego clavó una estocada corta, hasta que logró matarlo con media estocada. Tuvo salida al tercio, y también de modo inexplicable dio la vuelta al ruedo.Ricardo de Santiago, de San Luis Potosí, fue probablemente el que más arrojo mostró, ante el novillo “Añejo” de la ganadería de La Concepción, que fue con fuerza al caballo. Comenzó el novillero a danzar con el capote en el centro del ruedo, para hacerle un quite por gaoneras. Puso las banderillas, destacando el tercer par en el que hizo un quiebre girando completamente sobre su propio eje, con buen gusto, para luego clavar las banderillas en buen sitio. El novillo humillaba con la muleta, pero como el novillero no le bajaba la mano, a mitad del recorrido el novillo levantaba la cara embistiendo de manera desigual, acometiendo con tanta fuerza que golpeó al novillero en el pecho, sin haberse podido dar una sola tanda de pases que valiera la pena. En el primer intento de matar se fue de largo sin siquiera tocar la espada, y luego de pinchar mató con estocada caída, recibiendo los aplausos y dando la vuelta al ruedo, también sin haberlo merecido.Arturo de Alba, de Guadalajara, que repitió por haber sido el triunfador designado en la novillada del domingo anterior, no pudo hacerle nada al novillo “Tequilero” de la ganadería de La Concepción, que fue el mejor presentado de todos. Acometía con mucha fuerza y sin rajarse, pero luego de una vara excesiva que sacó la sangre del novillo a borbotones, ante la complacencia del novillero, éste toreaba con muchas dudas, mirando continuamente hacia el burladero esperando instrucciones. El novillo comenzó a rajarse, aburrido, siendo fría la faena y sin transmisión. Pinchazo, y tuvo que descabellar.
