Sus padres velaron ayer al menor Eduardo Salomón, calificado como héroe por esconder a sus cuatro hermanitos en el baño de su casa, una reacción que los salvó de los encapuchados que se lo llevaron y asesinaron. Todo, según inferencias de vecinos y familia, producto de una confusión. Como anticipé, Enrique Alfaro usó la «calidez» de sus redes sociales para expresar su rechazo al crimen de Eduardo Salomón, «un caso que ha lastimado e indignado a todo Jalisco». Sin embargo, la relevancia de su postura radica en la foto que acompañó su mensaje. Se trata de una imagen en donde aparece el recién nombrado fiscal estatal, Luis Joaquín Méndez Ruiz, para informarle al mandatario de los avances del caso de Eduardo Salomón. El gobernador presumió que le ha dado al asunto «seguimiento personal», lo que eso signifique. Me interesó la imagen porque expresa dos flaquezas del trabajo y diseño institucional de la Fiscalía del Estado, y su vínculo de subordinación con el gobernador. Quiero dejar en claro, primero que nada, una deuda del mandatario estatal con los jaliscienses: no tenemos una Fiscalía autónoma porque el gobernador y sus diputados dejaron reformas a medias desde la legislatura anterior. Por eso Alfaro ratificó a Méndez Ruiz sin problema. La criticada apuesta por la continuidad. No es ilegal, pero no es lo ideal. Una Fiscalía autónoma implicaría que para elegir al Fiscal, el Legislativo emita una convocatoria pública, envíe los mejores perfiles al Ejecutivo estatal para que éste designe una terna, cada candidato presenta un plan de trabajo e idealmente se somete a una evaluación del Comité de Participación Social, y finalmente dos terceras partes de los diputados designan al nuevo titular de la Fiscalía. En lugar de lo anterior, Alfaro mandó un oficio a los diputados y ratificó a su fiscal carnal por medio del prehistórico dedazo. Méndez Ruiz, por tanto, es un subordinado a los intereses del gobernador, quien lo elige y sostiene en el puesto. Por otra parte, la imagen del fiscal que rinde cuentas al mandatario sobre un caso debería, en realidad, ser la del fiscal que rinde cuentas a los jaliscienses sobre una estrategia integral. Por ejemplo, la presentación de un Programa Estatal de Procuración de Justicia actualizado como manda la ley. En la página web de la Fiscalía sólo hay un plan institucional de la administración pasada y 40 hojas de un plan genérico correspondiente a 2019. No es mucho lo que pedimos. Simplemente una fiscalía autónoma que sirva y cumpla su atribución central, plasmada tan clara y remota en la ley: «Investigar todos los delitos del orden local y concurrente, así como acreditar la responsabilidad de los imputados ante los tribunales, con el objeto de esclarecer los hechos, proteger al inocente, procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se reparen». Nada más eso exigimos los jaliscienses. Y nada menos.
