Jueves, 25 de Abril 2024

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Tres manifestaciones de un amor genuino

Por: Guillermo Dellamary

Tres manifestaciones de un amor genuino

Tres manifestaciones de un amor genuino

¿Cómo saber si hay un verdadero amor entre dos personas?

Muchos jóvenes se preguntan si lo que sienten por su pareja es algo pasajero o un enamoramiento con caducidad, o realmente es el amor de su vida.

Para tratar de resolver la incógnita, todo amor genuino ha de contener las siguientes tres características. Amén de que el verdadero es regularmente correspondido. 

  1. TE HACE CRECER. Los sentimientos de bienestar, la comprensión mutua, la confianza, el respeto, la admiración y desde luego las manifestaciones de afecto y cariño, suelen ir en creciente aumento. Todo esto no sucede sin que existan tropiezos y un esfuerzo conjunto. En cambio, cuando no lo es, en el transcurrir del tiempo va en aumento el deterioro y la calidad de la relación, hasta caer en una franca tendencia a la mutua destrucción y malestar. Así que el amor genuino y correspondido te va haciendo crecer como persona y como pareja.
  2. EL BIEN MUTUO SIEMPRE ESTÁ PRESENTE. Es una expresión manifiesta de que el amor es auténtico, porque se trata a toda costa de evitar hacerse daño y procurarse el bien de ambos, en un proceso constante de buscar la estabilidad emocional y la salud mental. De lo contrario, las emociones tóxicas, junto a las actitudes negativas se adueñan del vínculo y te hacen pasar momentos desagradables, hasta llegar a francamente hacerte sufrir. Tampoco es fácil lograr hacer preservar el triunfo del bien sobre el mal, pero cuando hay amor del bueno, es la tendencia que conduce a la pareja a vivir con un predominio del bien, lo positivo y lo agradable. Abunda la alegría en convivencias enriquecedoras que se antojan compartir.
  3. SIN APEGOS. Es decir, no se confunde con una necesidad, ni el buscar que el otro te resuelva algún problema personal. Se trata de dar, más que de recibir. No se busca depender del otro y mucho menos quererlo controlar y someter. Predomina el verdadero sentido del respeto mutuo a la libertad. Se conquista el empeño por dejar ser, en vez del querer poseer. El encanto del amor genuino, va siempre acompañado de la confianza y seguridad en sí mismo, para no intentar querer controlar y subyugar al otro. El sublime sentido de la autonomía se vive en pareja, caminan juntos, se acompañan, pero no se obligan ni imponen nada, más que por medio del diálogo y los acuerdos.

Ahora sí, en síntesis un amor genuino, el que es efectivo y perdurable, te hace crecer en el bien mutuo y sin apegos. De lo contrario, no es amor del bueno, llámalo como quieras, pero no te conducirá a una felicidad mayor y se quedará atrapado entre sufrimientos y desagradables dificultades.

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