Viernes, 26 de Abril 2024

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Tiempo pasado, tiempo presente: ¿mejor o peor?

Por: Eugenio Ruiz Orozco

Tiempo pasado, tiempo presente: ¿mejor o peor?

Tiempo pasado, tiempo presente: ¿mejor o peor?

Ayer fui a Los Colomos, nuestro parque histórico, disfruté el aire, el sol y los árboles plantados hace muchos años. Recordé mi niñez.

Desconozco los nombres de quienes forestaron ese viejo paseo dominical, solo sé que gracias a ellos nuestra ciudad conserva un espléndido pulmón para renovar su oxígeno y que miles de tapatíos ahí coincidimos para cultivar nuestra salud física y mental.

Tiempo pasado, tiempo de ayer. Tiempo presente, tiempo de hoy. ¿Mejores? ¿Peores? ¿Iguales? ¿Simplemente diferentes?

“Tiempos traen tiempos”, reza el refrán popular. Añado: El presente es la memoria del pasado.

El hoy es la suma de innumerables acontecimientos almacenados a lo largo de milenios, de millones de años.

Quienes aquí vivimos somos síntesis de la inteligencia, el esfuerzo, la voluntad, el compromiso y el amor de muchas generaciones de hombres y mujeres nacidos aquí, o aquí llegados, que hicieron de nuestra ciudad, Guadalajara, su Patria.

Hace algunos años se inició en el mundo un cambio de época cuya amplitud y profundidad ignoramos.

Cuando en 1969 se estableció la primera red de computadoras y el Internet se abrió a todos en 1994, generalizándose el uso de las redes digitales, no teníamos conciencia de un fenómeno de comunicación de tal magnitud. Tal vez es un atrevimiento afirmar que después del lenguaje y la escritura, la computadora es el invento que ha generado mayores consecuencias en nuestras vidas. Pienso que así es.

Realmente no hay precedente de un impacto tan dramático en los habitantes del planeta como el producido por estos nuevos accesorios sin los que la vida moderna es inimaginable.

El impacto es tal que ha modificado los comportamientos de la humanidad en todos los órdenes; transformó las relaciones de producción, las formas de comercialización y distribución de bienes y servicios, las relaciones familiares y sociales, modificó la dimensión del tiempo, los hábitos y las costumbres. El teléfono inteligente es, a querer o no, el intruso permanente e inevitable de nuestras vidas. Nadie le es ajeno. Nadie puede evitarlo.

Hoy día no hay una sola actividad del ser humano que pueda desarrollarse al margen de las nuevas tecnologías.

Aunque parezca un despropósito, el smartphone es el nuevo Dios de la humanidad.

Nuestra sociedad es ahora diferente y nuestros hijos son diferentes a nosotros, piensan diferente, reaccionan diferente, se educan de diferente manera, se relacionan en términos distintos, estudian, trabajan y conviven de forma diferente, lo que resulta obvio porque... ¡vivimos un mundo diferente!

En este escenario lo deseable es que quienes compartimos tiempo y espacio interactuemos -nos integremos- en términos de complementariedad, cooperación y colaboración.

Debemos crear sinergias que impulsen el desarrollo de las siguientes generaciones en un ambiente propicio para alcanzar los valores que la sociedad está rediseñando.

Para ello debemos, con visión de futuro, continuar el trabajo de quienes llenaron de árboles Los Colomos, conscientes de que al margen de épocas -tiempos buenos y tiempos malos- solo tenemos una ciudad que cuidar y compartir con generosidad: Guadalajara.

eugeruo@hotmail.com

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