¿Cuántos casos de horror, muerte y despojo tienen que seguir ocurriendo en México para dejar de sentir indignación? Irma Hernández era una maestra jubilada y convertida en taxista que fue extorsionada y asesinada en el municipio de El Álamo, Veracruz; y en las redes sociales se mostraron imágenes y videos de ella sometida ante personas delincuentes con armas largas y pasamontañas. A Irma solo se le escuchaba pedir a sus compañeros taxistas “que pagaran sus cuotas o iban a terminar como yo”. Irma dio a entender que ella era una de las tantas personas que pagan derecho de piso por trabajar, una de las tantas personas en este país que enfrenta la realidad de la extorsión cotidianamente. Como el caso de Irma, diferentes medios de comunicación han documentado al menos siete taxistas más asesinados en Veracruz y otros 25 en Guerrero.Aunque el pasado mes de julio se presentó la estrategia nacional antiextorsión, la Presidenta Claudia Sheinbaum ha reconocido que el delito de extorsión y las desapariciones han tenido incremento a casi un año de su gestión y que ha sido muy complicado no solo disminuirlo, sino prevenirlo y sancionarlo debidamente. Es relevante que la Presidenta reconozca que hacen falta esfuerzos y estrategias más integrales en materia de seguridad, pero a un mes de que presente su primer informe de gobierno, tendría que haber algo más que un reconocimiento y un mensaje político en torno a la seguridad en todo el país.Septiembre será un mes importante para la gobernabilidad del país. La Presidenta rendirá su primer informe de gobierno, se les tomará protesta a los nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y se inaugura el nuevo período de sesiones ordinarias de las cámaras legislativas con nuevos presidentes de ambas cámaras. La oportunidad de Sheinbaum no radica solo en enviar un mensaje político claro y contundente para el país, sino en dar un golpe de timón para quienes, desde su propio partido, han intentado mermar su autoridad y/o cuestionar su poder.Previo a su primer informe, el Gobierno de Sheinbaum enfrenta enormes desafíos en materia de seguridad. El primero de ellos será la próxima elección de quien presidirá la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, cuya titular anterior, Teresa Reyes, dejó mucho que desear después de la gran labor de Karla Quintana. La convocatoria para elegir a la persona que será la nueva titular de esta institución es clave en un momento en donde la crisis de desaparecidos en México parece no tener fin. En dicho proceso de selección, considerar las opiniones y recomendaciones de los colectivos de búsqueda de personas desaparecidas será clave para legitimar este espacio y diseñar mejores estrategias que permitan ir disminuyendo esta grave crisis de derechos humanos por la que atraviesa México.El segundo desafío será informar sobre el fracaso de la estrategia de pacificación de Culiacán, a raíz de los enfrentamientos entre las facciones del cártel de Sinaloa. Sería relevante explicar cómo es que el hecho de que un secretario de Seguridad como García Harfuch camine por las calles de Culiacán junto con altos mandos del Ejército no es suficiente para pacificar esa zona del país. Y más allá de explicar qué pasa en Culiacán de manera profunda, sería muy relevante que pudiera explicarles a los comerciantes cómo es que pretenden que ese municipio regrese a la normalidad y se deje de sentir miedo.El tercer desafío será clarificar y explicar detalladamente en qué consiste la famosa estrategia de seguridad entre México y Estados Unidos, que fue conversada esta misma semana a unas horas de la imposición de aranceles a México. Por detallar, me refiero a explicar claramente cuáles son los compromisos que acepta nuestro país con el vecino del norte, más allá de enviarles capos y delincuentes extraditados; cómo es que Norteamérica se comprometerá a dejar de traficar con armas a nuestro país, así como cuáles son los costos e implicaciones de dicha estrategia ahora que los cárteles son catalogados como grupos terroristas en dicha nación.El panorama a casi un año de su Gobierno no es fácil para la Presidenta. Su discurso debe ser contundente y enviar no solo un mensaje político que dé muestra clara de su poder y su liderazgo, sino que deje claro que la conducción del país está en sus manos y que aquel o aquella que intente minimizar su poder será investigado y llevado a la justicia, aunque esos sean de su propio partido.ierika.loyo@udg.mx