El domingo lo anunció como una de las decisiones “más trascendentales en la historia” y ayer lunes lo decretó a través de una orden ejecutiva. Donald Trump dispuso la reducción voluntaria -de entre un 30 y 80 por ciento- de los precios de los medicamentos y productos farmacéuticos, bajo el argumento que “En Estados Unidos eran mucho más caros que en cualquier otro país, a veces de cinco a diez veces más caros que el mismo medicamento, fabricado en el mismo laboratorio o planta, por la misma empresa”, y amenazó con “utilizar el poder del gobierno federal” si las compañías no cumplían.Una decisión acertada y con sentido social que es aprobada por el electorado -sin importar la filiación partidista- por el beneficio directo que recibe en un sistema de salud que tiene un costo tan elevado. Debería ser un ejemplo a seguir en México, donde el último gobierno primero nos prometió “un sistema de salud mejor que el de Dinamarca” y luego superó la promesa al indicar que sería “el mejor del mundo”.En nuestro país, muy a pesar de que se cuenta con atención médica pública a través de instituciones como el Seguro Social o el ISSSTE, la distribución de medicamentos es insuficiente, son caros muchos de ellos y los servicios son de baja calidad que provocan la demanda de servicios privados y como consecuencia una creciente inflación de los costos que la hacen inaccesible para millones de personas. Solo basta ver los costos de algunos tratamientos y procedimientos médicos que son significativamente más altos que en otros países, sobre todo en enfermedades graves como es el caso del cáncer.Un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) encontró -en un monitoreo en 55 ciudades del país- que las tarifas de las consultas médicas privadas aumentaron 6.1 por ciento durante el mes de abril, convirtiéndose en la mayor alza desde el 2004. Eso significa que las consultas médicas -por lo menos desde julio del año pasado- aumentan más que la inflación, cuya tasa el mes pasado fue del 3.9 por ciento.Estimaciones de diferentes organismos hablan de que en México la inflación médica particular será del 14.9 por ciento, que más o menos coincide con un informe de AON -compañía de servicios en soluciones de riesgo, seguros, jubilación y salud- que habla de un incremento anual del 14.5 por ciento. Y es que ante la incapacidad de los sistemas de salud pública de atender la demanda, los servicios particulares aprovechan sin control la situación, llevando la atención en consultas a niveles inalcanzables para la mayoría de la población. Hoy, las consultas privadas tienen un costo mínimo en promedio de $600 pesos, pero que pueden llegar hasta los $1,500 sí tiene la necesidad de ver a un especialista, indican los reportes.Así que, hay que seguir la “receta” de la orden ejecutiva de Trump y aplicarla “al pie de la letra” en México, primero asegurando el abasto de medicamentos, que estos lleguen a precios moderados a los pacientes y que se regule de manera más consciente las consultas particulares para compensar las deficiencias del sistema de salud público que tenemos.Usted, ¿qué opina?