El resultado del examen neurológico integral al que fue sometido el viernes pasado el presidente Donald Trump dice que “… está completamente apto para ejercer sus funciones… y presenta una salud cognitiva y física excelente “que no revela anormalidades en su estado mental". Sin embargo, sus acciones, que para algunos son argumentos o tácticas muy personales de negocios -y que son muy discutibles-, no van de acuerdo con el razonamiento de una persona normal, con sentido común o que por lo menos tenga dos centímetros de frente.El ejemplo más claro y reciente, es el del venezolano Kilmar Armando Abrego García, quien es padre de un hijo estadounidense y que fue deportado el mes pasado por “un error administrativo” y encarcelado en la prisión de alta seguridad para pandilleros en El Salvador, a pesar de que nunca ha sido acusado o condenado por pertenecer a una pandilla. El lunes pasado el presidente de ese país centroamericano, Nayib Bukele, se reunió con Trump en la oficina Oval y ratificó que no devolverá a Abrego García, “Por supuesto que no lo haré”, en lo que estuvo de acuerdo el mandatario norteamericano a pesar de que la Corte Suprema dictaminó que debería ser regresado a Estados Unidos.El caso es un claro ejemplo de la manera dictatorial de como Donald Trump desafía a la Corte Suprema que le había exigido “facilitar el traslado” de Abrego García. Y para agravar la situación, en esa misma reunión entre presidentes, Trump reiteró que le gustaría enviar a prisión en El Salvador a los ciudadanos estadounidenses que cometan delitos violentos y le sugirió a Bukele que quizá tenga “que construir cinco lugares más” para albergar a más reclusos, a lo que el mandatario centroamericano dijo estar dispuesto a hacerlo.Trump ha perdido el respeto e ignorado a las instituciones de justicia e involucra a otros países en asuntos que no les corresponden, en una clara demostración que no “está completamente apto para ejercer sus funciones” y que en la medida que avance su administración serán más las ilógicas decisiones y muchos los riesgos que se corran no solo para Estados Unidos, sino para un mundo que ya se encuentra convulsionado por sus irracionales impulsos y amenazas, que ratifican "anormalidades de su estado mental".Usted, ¿qué opina?