Viernes, 29 de Marzo 2024
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San Jorgito bendito

Por: Armando González Escoto

San Jorgito bendito

San Jorgito bendito

Amarra a tus animalitos. Así rezaba una antigua oración que no pierde actualidad. En el espacio contemporáneo de las cosas públicas en México esta súplica debería dirigirse a los grandes líderes, esos personajes carismáticos que tienen el poder de atraer multitudes, de ganarse la confianza de las mayorías, de centralizar en ellos un tan amplio conjunto de expectativas.

Estos líderes sin embargo no actúan solos ni podrían hacerlo, necesitan rodearse de toda una serie de colaboradores para fin de poder ofrecer a la comunidad otro modelo de autoridad, de servicio y de resultados, sobre todo cuando han prometido que el cambio radical y revolucionario comenzará con ellos.

Pero los colaboradores no son necesariamente repetidores del líder, ni siquiera hay certeza de que compartan los mismos ideales o las mismas estrategias para alcanzarlos. En un campo tan enorme como es el del servicio público, hay espacio para todas las posturas y para todos los intereses. Incluso aquellos miembros de la burocracia, cualquiera sea su nivel, que se han familiarizado profundamente con la corrupción, pueden colarse sin mayor problema y esperar que la fama impoluta del líder triunfador, pueda brindarles mayores posibilidades de seguir medrando como de costumbre.

Aquí es donde nuevamente entra san Jorge en acción. Él puede soltar a sus animalitos para que hagan su lucha, pensando que la “realpolitik” también incluye cerrar un ojo o los dos, frente a lo que hagan sus colaboradores, pues por otro lado los necesita para lograr sus metas. También puede suceder que san Jorge bendito no pueda amarrar a sus animalitos, y éstos aprovechen la contingencia para manejarse por su cuenta llevándose entre las patas al líder y a todas sus promesas.

Ya ha habido connatos. Celebrar el triunfo de la austeridad republicana con Champán o con bodas multimillonarias puede ser apenas el comienzo del gran carnaval de la izquierda triunfante, mostrando así que ante los excesos de los gobiernos precedentes más que una alternativa seria lo que había era un gran resentimiento, envidia pues, y por lo tanto, una búsqueda de reivindicación, es decir, tumbar al sistema para reproducirlo pero ahora en beneficio de la izquierda. Nuestro nivel de desarrollo político y democrático es todavía tan bajo, que cualquiera sea el partido o la ideología en turno, se acaba siempre repitiendo las mismas actitudes. Cierto, también como personas seguimos arrastrando taras mentales aún no superadas, complejos históricos, sentimientos de inferioridad revanchistas a la primera oportunidad, ausencia de honestidad para administrar a favor de todos los bienes públicos, nepotismos incurables nunca reconocidos, un sentido del bien inmediato individual  tan “realista” que se pone por encimad de quien sea y se burla de lo que sea.

En el entretanto el oportunismo típico de innumerables políticos representantes de las corrientes ideológicas derrotadas, les ha permitido ya elegir pareja para mantenerse en el baile de los triunfadores, para ellos no otra cosa que la mascarada de cada seis años.

El escenario era previsible, y aunque todavía el nuevo gobierno no asume el poder, persiste el riesgo de pasar del líder “bonito” que fracasó, al abuelo consentidor que lo hará también.

armando.gon@univa.mx

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