Dice un lema de la literatura sobre la justicia social que ahí donde hay opresión, siempre habrá resistencia. Por eso no debería sorprender a nadie que desde hace una semana haya una revuelta migrante en protesta por las políticas racistas, injustas e inhumanas en contra de las redadas y deportaciones de trabajadores sin papeles en Estados Unidos, ordenadas en el segundo mandato del presidente Donald Trump.Como cabría imaginar, por su larga historia de insurrecciones populares, la revuelta migrante cobró magnitud en la ciudad californiana de Los Ángeles. Tras presenciar la intensificación de redadas en puntos habituales de reunión de trabajadores sin papeles, ciertas ferreterías y cadenas como Home Depot, por parte del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), miles de personas salieron a las calles y se concentraron en el edificio del Gobierno federal en esa ciudad, a donde se llevaron a varios de los detenidos en las redadas.Las legítimas protestas en contra de las redadas fueron utilizadas políticamente por el presidente Trump para reforzar su pelea en contra de los demócratas, en particular el gobernador Gavin Newsom, e incluso en contra de lo que representa para el movimiento Make America Great Again (MAGA) el Estado de California en términos de política liberal o posturas woke, que Trump y sus seguidores repudian.Pero más allá de la reyerta partidaria entre republicanos y demócratas, la revuelta migrante representa la movilización social más importante en lo que va del segundo mandato de Trump, y podría significar incluso un punto de quiebre para el movimiento MAGA en su intención de instaurar un régimen oligárquico, racista, supremacista y fascista en Estados Unidos.El propio Trump y su gabinete han descalificado la movilización en solidaridad con los migrantes y la política de detenciones masivas en violentas redadas, llamando vándalos o incluso animales a quienes participan en la revuelta. Y bajo el pretexto de que las manifestaciones se habían salido de control, ordenó el envío de dos mil elementos de la Guardia Nacional a California, lo que no había ocurrido desde 1965, cuando el presidente Lyndon B. Johnson ordenó el envío de guardias nacionales a Alabama, en este caso para proteger una manifestación a favor de los derechos raciales.Pero, contra lo que dice Trump y su gabinete, la revuelta migrante de Los Ángeles, que se ha extendido al menos a otras 24 ciudades de Estados Unidos, está compuesta por ciudadanos nacidos o nacionalizados en ese país. Es un sujeto social integrado en su mayoría por jóvenes estadounidenses de ascendencia latina, cuyos padres y abuelos llegaron a Estados Unidos ilegalmente, pero justamente, en busca de una mejor vida para ellos y sus familias.Y su lucha queda establecida en las consignas que gritan, las pintas en las bardas y los mensajes en los carteles que portan en las manifestaciones. En primer lugar gritan y escriben “F... ICE”, y luego otras consignas como “Guardia Nacional fuera de LA”, “Alto a las deportaciones”, “ICE fuera ahora” o “Trump debe irse ahora”. Un chico de origen latino portaba un cartel que decía: “¡No cruzamos la frontera, la frontera nos cruzó a nosotros!”.Contrario a lo que sugieren Trump y sus corifeos, y que incluso es replicado por comentaristas mexicanos, las protestas no fueron alentadas por el Gobierno de México o su partido gobernante, sino que nacieron de manera genuina y legítima entre la comunidad latina y muchas otras personas solidarias con los migrantes detenidos y las escenas de familias rotas y devastadas por la detención de migrantes sin estatus legal en Estados Unidos.A pesar de la dura represión que el Gobierno de Trump y otros gobernadores están usando contra los manifestantes, todo indica que esta revuelta migrante se extenderá e incluso podría galvanizar y ser el soporte de un amplio movimiento en contra de todo lo detestable de las políticas de Trump. Así lo indica la convocatoria a protestar en más de mil 800 ciudades y localidades de Estados Unidos en lo que se ha llamado el No Kings Day, para dejar en claro que quieren que su país sea regido por una república con división de poderes y no en una monarquía unipersonal a la que aspira Donald Trump.rubenmartinmartin@gmail.com