Viernes, 26 de Abril 2024

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Próxima estación: tú

Por: Iván González Vega

Próxima estación: tú

Próxima estación: tú

Para Paloma, porque hay que seguir avanzando

Uno lo aprende cuando le toca perder a alguien querido: primero parece que la vida se frena de golpe; cuando vuelve a arrancar, resulta que todo sigue igual (nada como aquel cuento de Borges en que el protagonista nota, “la candente mañana de febrero” en que murió el amor de su vida, que cambiaron un anuncio de cigarros en la calle). En “Próxima estación: tú”, la obra para adolescentes y adultos que recién estrenó el grupo bautizado Desiderata Teatro, la idea aterriza en el tren ligero en una tarde en que un aparente suicidio hace frenarse las vidas de las víctimas, pero también las de sus seres queridos. Los personajes querrían seguir avanzando, literal y metafóricamente; se quejan, protestan, esperan el momento en que las puertas se abran para poder continuar con sus vidas.

El “juego escénico” que los jóvenes de Desiderata han inventado es una breve fiesta de secuencias de movimiento a cargo de tres intérpretes que corren de un lado al otro de los andenes de una estación de tren, a veces a la vista del público, a veces refugiados detrás de altos telones de plástico que separan su mundo del espectador. Los directores Ana Jacobus y Juan Díaz traducen a una escenografía de varios planos el texto de Diego Alba, mientras que los tres actores alteran el ritmo de la obra con interrupciones acerca de sí mismos.

Este montaje tapatío es uno de esos, pues, que superponen tiempos y planos y personajes con tanto énfasis que requieren sobre todo precisión. ¿Cuántas de las decisiones del montaje son tan explícitas que cualquier espectador pueda apreciar cuándo está mirando a los actores, cuándo a los personajes vivos, cuándo a los muertos?

Desiderata ha hecho un esfuerzo por atraer la atención de público: el Foro Periplo (viernes 25, 20:30 horas) permite construir un espacio amplio y muy alto en el que pasan muchas cosas, aunque detrás de cada telón de plástico los actores tendrían que esforzarse por que sus voces fueran siempre igualmente audibles. Algo de proyecciones, ciertos juegos de luces, demandan tanto la atención que uno tiene demasiadas cosas que mirar para seguir la historia que están contando los actores. Y es en las actuaciones —como el conmovedor trabajo de Paloma Domínguez— en donde debe sintetizarse este montón de cosas que procesar.

Si uno ya sufrió la experiencia de perder a un ser querido (por abandono, por fallecimiento, porque la vida es así), encontrará algún eco en “Próxima estación: tú”. Y al final usted podrá decirle a los actores si se vio reflejado en este juego escénico: si tanto símbolo de veras consigue concentrar ese momento de desazón en el que uno se promete a sí mismo: “Seguiré adelante”, aunque el tren no se mueve, aunque las puertas no se abren, y aunque allá afuera, para los demás, la vida sigue igual.

Cartelera: agoragdl.com.mx

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