Pues nos encontramos en vísperas del máximo evento cultural que tiene lugar en esta noble y leal: la Feria Internacional del Libro.Esta feria, cuya creación mantenimiento y beneficios económicos giran alrededor del Licenciado, a quien agradezco su munificencia ya que para mí y para muchos es el evento más importante del año; personalmente tengo el gusto de ser medio amigo del Licenciado (porque yo si soy su amigo pero él no lo es mío) por lo que somos, si no falla la matemática, medio amigos.Pero lo innegable es que la feria nos permite al resto del infelizaje, convivir en alguna forma con la intelectualidad y poner cara de cultos pretendiendo que somos leidos (así, sin acento) y escrebidos y para los que les gusta hay presentaciones de libros, lecturas conferencias y ver a los autores que vienen a mostrar cómo viven y beben los intelectuales en una muy variopinta muestra de personalidades que cubren todas las expectativas de curiosidad social ya que hay de todo, lo mismo se presentan libros de cómo pintarse los ojos hasta la resolución del sentido fáustico de la vida o el sistema de diagnóstico de las diastolías neurovegetativas; de todo hay y en eso reside el valor de la feria, claro, siempre que, no hay felicidad completa, usted tenga la fortuna de poder comprarlos. Un querido amigo decía que los libros dan cultura, aunque usted no los lea, porque cuando menos usted sabrá que ese libro existe y eso ya es algo.Pero si a mi solitario lector no le interesa la lectura, ni la compra de libros el comité organizador ha organizado para usted jornadas musicales que significarán una gran carcajada contra la flamante ley anti ruido que nos regalaron nuestros amados diputados, o si tampoco le interesa, está presente la feria de la hormona que se da porque el Licenciado necesita, para efectos de mercadotecnia que haya una gran asistencia y como además se dice que él tiene influencias en nuestra benemérita universidad, pues fomenta que una multitud de pubertos asistan a la feria en tumultos impensables tomando en cuenta en que a estas criaturas no les interesa en lo más mínimo la cultura y el único libro que les interesa es el del menudo y cuando más les interesaran el compañero o la compañera con la que asistan y jugueteen, para envidia de quienes estamos más cerca del ocaso que del acoso.A su servidor, que aborrece los actos multitudinarios eso le amarga la función pero lo soporto por aquello de que el que quiere la col, quiere las hojas de alrededor o no hay felicidad completa, pero créame que es terrible el gentío; lo anterior puede evitarse si usted consigue un pase de influyente que les mandan a políticos y a intelectuales, lo que por desgracia no es mi caso, pero confío en que algún cuate al que le sobre te lo preste y poder asistir los días en que la alegría juvenil no se ha desbordado.@enrigue_zuloaga