Miércoles, 17 de Abril 2024

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Perseverancia y emotividad en el triunfo de Joselito Adame

Por: Patricio Fernández Cortina

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MADRID.- Sábado 19 de mayo de 2018. De nuevo la Plaza de Las Ventas lució llena la tarde de ayer, en la que alternaron Curro Díaz, Joselito Adame y Juan del Álamo, con toros de la ganadería Alcurrucén.

Nuevamente un mexicano, esta vez Joselito, el otro de los Adame, cortó la única oreja y fue el triunfador de la tarde. Ya dábamos cuenta en la corrida del pasado jueves, que Luis David Adame fue también el triunfador al cortar la única oreja. Enhorabuena, pues, para los Adame y para México.

Curro Díaz, matador de extraordinaria torería, recargó su frente contra el burladero. Miraba, con los ojos hacia abajo, el callejón. Seguramente rezaba o atemperaba al miedo en su interior. Y aquello fue un presagio, pues ante el primero de sus toros, al intentar con la muleta una tanda de derechazos, el torero tropezó y el toro lo cogió lanzándolo por los aires, sin rematarlo por fortuna al caer el suelo. Los rezos funcionaron, tal como está escrito en la cábala y en la fe, pilares de la fiesta brava. Luego del percance, el toro comenzó a hacer extraños y sólo fue posible pegarle un natural, con la elegancia de Curro Díaz. Mató con bajonazo, pero tuvo salida al tercio.

El segundo toro fue más malo que el anterior, pues a pesar de que salió de los corrales galopando, luego de las varas no embestía y llevaba la cabeza en alto. Visiblemente molesto, Curro pidió la espada, mató de media estocada, ante el silencio del público.

Joselito Adame tuvo dificultades con su primer toro, un negro bragado corrido girón chorreado, al que le pusieron soberbios pares de banderillas, pero la faena vino de más a menos y la estocada fue un bajonazo, con salida al tercio.

El mérito del torero fue con su segundo toro, pues éste fue protestado desde que salió de los corrales. No fue al caballo, acusando mansedumbre, y se iba de largo. Parecía imposible ligar una tanda. De pronto, Joselito comprendió que al toro había que llevarlo a querencia, y ahí, cerca de las tablas, con perseverancia, paciencia y mucho valor, ligó dos tandas de derechazos rematadas con pase de pecho, emocionando a los tendidos que coreaban sonoros ¡olés! Le sacó al toro lo que no tenía, como se logran las cosas en la vida cuando se tiene hambre, y eso se le notaba en el semblante. Se arrimaba, arriesgándose, pero sin descomponerse y sin perder las formas toreras con las que se debe lidiar. Mató con gran estocada, a los pies del Tendido 4. Petición casi unánime de oreja, la cual fue concedida por el presidente. Joselito se abrazó emocionado con su cuadrilla en el burladero, y dio la vuelta al ruedo recogiendo banderas de México que llevó cargando bajo el brazo.

Juan del Álamo tuvo una tarde gris, sin sabor, sin transmisión. Ni él ni sus dos toros salieron con ganas. El primero fue un toro despistado, que tardaba en responder a los engaños. Intentó someterlo con muletazos andando, para que bajara la cabeza, pero no fue posible. Mató con estocada caída, ante el silencio del público. Al segundo toro no le pudo. Le hizo una trincherilla y un par de derechazos templados, pero el toro sólo pasaba, sin embestir. Tuvo que descabellar, luego de un aviso.

Debemos estar satisfechos por los hermanos Adame, ya que cada uno cortó una oreja en la Feria de San Isidro. Podrán estar algunos en contra, pero así es esto de los toros. Enhorabuena, señores.

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