Llega el 10 de mayo, día dedicado a las madres y es imposible dejarlo pasar desapercibido, porque la semilla de la vida sigue viva y la fuerza divina que sostiene y anima el universo sigue presente en nuestro mundo y germinando en como expresión de cada corazónEstas fechas nos invitan a hacer un paréntesis y a dejar un poco de lado todo el barullo que nos envuelve.Este día resonará el consabido FELICIDADES MAMÁ, y esperamos que ese eco resuene por mucho tiempo, por todos los ámbitos del planeta para que la chispa del amor que el Creador encendió no se apague jamás.Decir MADRE es invocar lo más grande que pueda existir, porque es la oración que sube al Dios de la vida, y aunque para muchos esté lejos, en el cielo o en otras latitudes, en el corazón de cada uno sigue viva la semilla del amor, para que nadie se sienta huérfano y solo en la vida.Y si algunas veces el ideal de Madre se opaca, se desdibuja, tenemos a la Madre Universal que todo lo resana, lo supera, y compensa lo que en algún momento pudiera faltar a las madres humanas y lo que falla frecuentemente a los hijos.Nuestra oración HOY, mañana y siempre:Por las madres que han dado todo, sin medida por sus hijos.Por las que han sabido impulsarlos hacia lo mejor.Por las que han perdido un hijo tempranamente.Por las que han tenido valor intenso y generoso hasta el extremo.Por las que tuvieron que partir antes de terminar su labor.Por las que todavía siguen velando0 desde el cielo por sus hijos.Por las que nunca concibieron ni dieron a luz, pero supieron ser madres con el corazón.Por ellas y por TODAS las Madres, pidamos pues a Dios y a María, elevemos una oración ferviente para que el ideal de Madre siga siendo el más fuerte impulso de vida y para que siempre podamos decir con toda el alma:¡FELICIDADES MAMÁ
