Lunes, 15 de Septiembre 2025

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No le creas a las refresqueras

Por: Jonathan Lomelí

No le creas a las refresqueras

No le creas a las refresqueras

Un lugar común y un dato: México es el mayor consumidor de refrescos en el mundo y el 76% de la población mayor de 20 años tiene sobrepeso u obesidad.

¿Cuál es la relación entre estas dos realidades?

La Presidenta propuso aumentar el impuesto a los refrescos de 1.6 a 3 pesos por litro para el próximo año.

Esto ha generado un falso debate en torno a los llamados “impuestos saludables”. Falso por sesgado y hasta irresponsable por parte de los comunicadores y opinólogos nacionales que resaltan y dan voz a los intereses de la industria refresquera y las corporaciones globales.

Nada nuevo. El sector de las bebidas azucaradas siempre ha cabildeado a su favor con dinero y poder para ocultar los daños que provoca a la salud.

Parte de la epidemia de sobrepeso, obesidad y diabetes que padecemos en México es culpa de las bebidas azucaradas.

Estos son los cuatro mitos:

1. Dicen que el impuesto no funciona. Sin embargo, Alejandro Calvillo de Poder del Consumidor, una asociación sin fines de lucro, nos recuerda que en 2014 cuando Peña Nieto gravó los refrescos, las corporaciones cabildearon para dejar el impuesto en un rango mínimo de aumento.

Esto provocó que la caída en el consumo fuera marginal. Estudios independientes (no financiados por las corporaciones globales) demuestran que sí hay una reducción del consumo.

India, refiere Calvillo, es uno de los países con menor consumo de refresco y acaba de aprobar un impuesto del 40%.

2. Dicen que habrá crisis económica y pérdida de empleos, pero no hay evidencia. Cuando los recursos recaudados se invierten en atención a la salud, no sólo no se pierden, se crean empleos y previenen gastos exorbitantes en atención de enfermedades.

3. Afecta a los más pobres. La verdadera afectación no es al bolsillo de los más vulnerables sino a su salud. Las enfermedades causadas por las bebidas azucaradas son catastróficas. Perder un trago de Coca-Cola por el costo es incomparable (así de absurdo suena el argumento) con perder la salud.

4. Doble moral: Las refresqueras ponen el grito en el cielo pero nada dicen de los aumentos que ellas deciden para mantener a salvo su margen de ganancia. Ahí los pobres no importan.

La OMS recomienda reducir el consumo diario de azúcares libres a menos del 10% del total de calorías (seis cucharaditas al día en una dieta típica de 2 mil calorías).

Una lata de refresco contiene hasta 40 gramos (unas 10 cucharaditas) de azúcares libres.

Sí, bebemos refresco como si fuéramos inmortales. Eso le conviene a los bolsillos de las corporaciones y sus voceros. Y harán todo para que así se mantenga.

jonathan.lomeli@informador.com.mx

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