Lunes, 15 de Septiembre 2025

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Informes de esfuerzos

Por: Diego Petersen

Informes de esfuerzos

Informes de esfuerzos

Hace algunos años se hizo famoso el informe de un alcalde de Coahuila que, en cumplimiento del ordenamiento Constitucional, informó. “Todo lo que ingresó se gastó y se hizo el cien por ciento de lo que se pudo”. Con menos simpatía y mucho más pompa, las alcaldesas y los alcaldes de la zona metropolitana de Guadalajara informaron a lo largo de la semana pasada más o menos lo mismo.  Con grandilocuencia, en algunas ocasiones hasta con voz cortada, nos hicieron un recuento de acciones en un discurso lleno de cifras inconexas que nos permiten intuir que se gastaron todo lo que ingresó, y que hicieron un gran esfuerzo, cada uno a su capacidad y su nivel. No solo quieren que estemos satisfechos con lo que hicieron, quieren que además les aplaudamos el esfuerzo.

En México existe una gran tradición de informar -y premiar- el esfuerzo más que el resultado. No quiero parecer inhumano, pero ¿qué nos importa a los ciudadanos los trabajos que pasan nuestras autoridades para cumplir su trabajo? Nadie los obliga estar ahí, nadie les dijo que tenían que sacrificar su vida por el resto de los mortales, por el contrario, creo recordar que todos sin excepción en sus campañas nos pidieron que votáramos por ellos porque sabían hacerlo, porque estaban más calificados que cualquier otro de los candidatos para gestionar los municipios y la ciudad. 

Ninguno de los informes cumple con el requisito de darnos a conocer con claridad el estado que guarda la administración pública. De eso se trata, el informe es -o más bien, debería ser- un ejercicio de rendición de cuentas, un momento en el que la administración municipal, estatal o federal se enfrenta al escrutinio público, donde los representantes del pueblo, llámense regidores o diputados, cuestionan las decisiones de los gobernantes con el fin de mejorar y en su caso corregir el rumbo de una administración.

Nada de esto por supuesto sucede en los informes. Es la semana de la publicidad, la única en que los titulares de un poder ejecutivo pueden anunciarse a placer, mentir sin cortapisa, posicionar slogans de campaña que les permitan catapultarse hacia la próxima elección, sea porque se quieren reelegir, o porque ya están pensando en el siguiente cargo.

Para que los informes funcionen, para que tengan al menos un poquito de utilidad pública, habría que cambiar radicalmente el formato. Lo primero es que quién organiza el informe, quién decide el formato, deberían ser los representantes del pueblo, es decir los ayuntamientos y los congresos, y no los sujetos obligados que, hoy, cómodamente, deciden de qué quieren hablar y de qué no.

Gracias por su informe de esfuerzos, alcaldes. ¿Cuándo la rendición de cuentas?

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