Nadie que no esté en su circunstancia puede entender el dolor de una madre o padre que tienen un hijo desaparecido. El dolor y la angustia que no cesan y se reproducen día a día al no tener de vuelta al hijo ausente. El dolor, como dicen miles de madres y padres, de no saber si sus hijos comen, duermen, tienen frío o sufren en su cautiverio. O la angustia de saber si lamentablemente ya están muertos.Solo quienes viven esa dura experiencia conocen el tipo de dolor tan duro que implica no poder cerrar un duelo por un hijo ausente, justamente por su situación de que no se sabe de su destino.Desde esta dura experiencia surge una de las expresiones más duras que se escuchan en madres y padres que tienen desaparecidos: “No buscamos culpables, no buscamos justicia”. En su incansable tarea por buscarlos, en muchas ocasiones los familiares de los desaparecidos lanzan este duro mensaje a quienes se llevaron u ordenaron la privación ilegal de sus hijos, el mensaje de que no se quiere que se les detenga, sancione o que paguen penas de cárcel. Lo único que desean es que les devuelvan a sus hijos o que les digan dónde están sus cuerpos, para regresarlos a casa o darles digna sepultura.A comienzos de este año se hizo viral un video grabado donde se escucha a Cecilia Flores Armenta pedirles a los jefes de los cárteles de Sonora, Los Salazar y Rafael Caro Quintero, que no la amenacen y que le permitan hacer su labor de búsqueda en ese estado, donde ha sido amenazada de muerte por los sicarios de la región. “Me amarraron de pies y de manos y me quitaron la posibilidad de seguir buscando a mi hijo y a todos los desaparecidos. Yo tengo necesidad de seguir buscando a mis hijos, por lo cual me veo en la necesidad de pedirles a ustedes los jefes de los cárteles de Sonora, Salazar y Caro Quintero y demás, que no nos maten, que no me desaparezcan, que no nos amenacen, que nos dejen seguir buscando a nuestros hijos, que no buscamos culpables, que no buscamos justicia, lo único que queremos es traerlos de vuelta a casa”, se escucha decir a Cecilia Flores mientras muestra fotos de sus hijos, Alejandro Guadalupe Valenzuela Flores, desaparecido el 30 de octubre de 2015, y Marco Antonio, desaparecido el 4 de mayo de 2019. Cecilia Flores es fundadora de Madres Buscadoras de Sonora, que esta semana acompañó a varios colectivos de Jalisco en trabajo de búsqueda en campo en varios puntos del estado.Justo en esos trabajos, otra integrante del colectivo de Sonora repitió este mensaje donde se renuncia a la justicia: “Nosotros no buscamos culpables, no queremos justicia, queremos el descanso y buscar a nuestro retoño para darle cristiana sepultura para poder descansar también nosotros, es mucho eso pedirles, es lo único que pedimos nosotras como mamás”, declaró Aurelia Castillo, también integrante de Madres Buscadoras de Sonora.Expresiones como éstas se repiten por cientos o miles por otras madres y padres en prácticamente todos los estados del país. El dolor, la angustia y probablemente la desesperación de que pasan los días y no tienen de vuelta a sus hijos los lleva a pedir y hasta implorar a quienes se los llevaron, que se los regresen, y a cambio renuncian a castigar a quienes cometieron uno de los crímenes más infames: la desaparición forzada. Es un reclamo válido y plenamente justificado, sin duda. Cada madre y padre que se encuentra en esta situación tiene el derecho de buscar a sus hijos de la forma y modo que le parezca más pertinente. Pero al mismo tiempo, esta postura nace de un contexto en el que se pierde la esperanza de que el Estado y sus agencias les devuelvan a sus hijos. Los familiares hacen lo que las leyes y las normas sociales mandan: presentar denuncias, aportar pruebas y esperar que los funcionarios encargados de sus casos trabajen con éxito para devolverles a sus hijos. Pero esto no ocurre en la mayoría de los casos.De modo que la resignación a pedir justicia, de parte de miles de madres y padres que no tienen a sus hijos, es otra manifestación más de la crisis humanitaria que estamos viviendo en México. No deberíamos conformarnos a vivir en una sociedad donde los padres de los desaparecidos se resignan a no tener justicia. rubenmartinmartin@gmail.com