Hace 2.5 millones de años, con la presencia del homo sapiens en el planeta tierra y sin siquiera imaginarlo, mucho menos proponérselo, se instauró el inicio de lo que con el paso de los años se convertiría en una de las industrias mundiales más productivas y esclavizantes: La Industria del Vestir. Ya no es válido, sobre todo en los sectores de alto poder adquisitivo, vestir ropa no solo pasada de moda, sino fuera de temporada; justificarse invocando aquel viejo refrán que reza “andando caliente riase la gente”, resulta ahora mismo proferir una blasfemia.Este fenómeno nace como una imperiosa necesidad de nuestros antepasados que ante los feroces embates del clima encuentran la solución en cubrirse, lo mismo con las pieles de algunos animales que con diferentes elementos de la flora existente. Fueran pieles de animales o distintos tipos de fauna, pudiera considerarse que esta realidad marca el inicio del uso de ropa según hiciere frío o hiciere calor y en consecuencia, con la evolución del intelecto, la observación de que ciertas pieles o ciertas faunas eran, unas más efectivas, otras más estéticas.Quien iba a imaginar que la necesidad de combatir los intensos fríos y los agobiantes calores que sufría el primitivo homo sapiens se convertiría en una opresiva dictadura a la que la fatuidad de la modernidad sometería a sus dictados. Corren tiempos en los que proliferan en todos los países, principalmente en las capitales de los mas desarrollados, desfiles de modas de miles de diseñadores a los que salvo rigurosa invitación se puede acceder a ellos, eventos a cuya participación solo se admiten modelos que obedezcan a cánones estéticos verdaderamente esclavizantes. Ahora resulta que la definición de belleza física la imponen los diseñadores del vestir, eso sí, a cambio de jugosas cantidades de dinero y a una bien asegurada fama mundial.La dictadura es tal que obliga al consumidor a vestir según las estaciones del año, cuidado con usar la ropa de primavera en verano o la del verano en otoño, además de que se exige que las prendas que se usan sean de “marca” y de “diseñador”.Durante largo tiempo la dictadura solo había conquistado al sexo femenino, pero “ándate” que de unos años a la fecha el sexo masculino se vio obligado a obedecer al cada vez más fuerte y exigente dictador quien además no obedece a reglas estéticas sino a estilos de tal manera estrafalarios que obliga a sus súbditos a obedecerle así se corra el riesgo de hacer el ridículo.De toda esta inútil parafernalia se puede afirmar que la moda se mueve entre la culpa y la absolución, en otras palabras la moda del vestir es tan real que parece ficticia. Tan discriminatoria se hizo, que un amigo dice que los pobres no le caen bien porque no saben combinar la ropa, ¡zapatela!
