Viernes, 26 de Abril 2024

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Mea culpa y otras dudas

Por: Diego Petersen

Mea culpa y otras dudas

Mea culpa y otras dudas

La regué de punta a punta. Mea culpa. El viernes pasado, con los datos disponibles al jueves en la noche, yo aposté que hoy amaneceríamos con cinco por ciento de arancel. Y nada, que el viernes por la tarde-noche, a través de un tuit de Donald Trump, como debe ser, nos enteramos de que se llegó un acuerdo y no habrá aranceles.

El sentimiento es encontrado. Por un lado, me da mucho gusto haberme equivocado y que hoy amanezcamos con los mercados financieros en calma y sin nubarrones económicos sobre nuestras cabezas, al menos por ahora. Por el otro me cuesta trabajo entender que el gobierno mexicano, un gobierno que se dice de izquierda, haya cedido de tal manera a las peticiones del gobierno estadounidense en un acuerdo que está en contra de todos los principios previamente proclamados y que encima lo festeje. Más aún, de a poco nos vamos enterando que no han terminado de comunicarnos completamente el contenido del acuerdo o al menos hay datos que se manejan allá, como el de la compra de productos agropecuarios, y no acá. Si nos parecía fuera de lugar la presencia del secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, en las negociaciones, el tuit (otra vez) de Trump le dio sentido.

El costo del acuerdo es todo para México y hemos decidido pagarlo como un mal menor

El jueves pasado parecía que México asumiría el cinco por ciento, ya descontado en el mercado cambiario, y prolongaría la negociación para no llegar más allá. La urgencia por negociar, cediendo en todo lo que pedía el gobierno de Trump tiene desde mi punto de vista sólo dos explicaciones posibles. O bien el cálculo del efecto económico era mucho más grave de lo que alcanzamos a ver, esto es que el arancel sería leído por los mercados con desconfianza, como un fracaso del T-MEC y alteraría la visión de las calificadoras y los inversionistas, o bien Marcelo Ebrard entendió que ese era su momento político y que un acuerdo, el que fuera, lo pondría en candelero, que lo importante no era el contenido sino el acuerdo en sí mismo (algo me recuerda, no se por qué, a las negociones  de Camacho con los zapatistas hace 25 años).

No comparto la idea de que López Obrador creó este problema con sus declaraciones sobre que todos los migrantes serían bien recibidos. Este es un tema mucho más complejo y añejo de lo que se alcanza a ver. La discusión para cerrar la frontera Sur comenzó en 1994, cuando se discutía el TLC y el aumento de flujos migrantes tiene que ver con muchos factores que están más allá de las fronteras mexicanas. Pero tampoco comparto con el canciller eso de que la dignidad quedó intacta. Más bien podríamos decir que nos secuestraron y pagamos el rescate. El costo del acuerdo es todo para México y hemos decidido pagarlo como un mal menor. Liberamos al secuestrado (el T-MEC) sano y salvo, pero nada más. La pregunta es si el secuestrador ya nos tomó la medida. Lo sabremos en los próximos meses.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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