Miércoles, 08 de Mayo 2024
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Los niños y la escuela

Por: María Belén Sánchez

Los niños y la escuela

Los niños y la escuela

Gran revuelo y mucha polémica causa en todos los ambientes el regreso a clases, sobre todo cuando se habla de los menores que están precisamente en una edad de escolaridad elemental.

Si bien es muy importante este tema, lo verdaderamente sustancial, no es llenarles la cabeza de conocimientos, sino de enseñarles lo que verdaderamente va a desarrollar sus habilidades en el futuro para que sean verdaderamente hábiles en su vida futura.

La etapa escolar les va a dar elementos para cubrir necesidades cuando sean seres adultos.

Y sin duda algo muy esencial en esta etapa es enseñarlos a leer. Porque aunque usted no lo crea, hay muchos adultos y personas mayores que no saben todavía leer, y lo más terrible es que ya no van a aprender nunca.

Porque leer no solamente se limita a reconocer los signos impresos, sino a darles coherencia y sentido; a comprender lo escrito y entender el contenido, tal como si el escritor hablara con voz pausada o rápida, como si una entonación especial expresara lo escrito y pareciera que aquello se escucha por primera vez.

Lo grave del caso presente es que los medios técnicos, tan ricos en contenidos y tan variados en manifestaciones, nos han invadido como los aluviones que hemos presenciado recientemente a causa de tormentas y ciclones, y hasta hay momento en que parece que quisieran ahogarnos.

No es que los “medios” que nos llegan a través de TV y celulares sean malos en sí; lo malo es que nosotros no tenemos una capacidad para asimilar contenidos en forma tan abundante, y pasan rodando por nuestra mente y, digan lo que digan, no hay nadie capaz de procesar tanta información, mucho menos de analizarla y darle discernimiento adecuado.

Pero si el niño, en su primera infancia, adquiere una capacidad lectora, puede paulatinamente irla desarrollando y completar su habilidad traduciendo los caracteres escritos en verdaderos fonemas significativos que a la larga le ayudan a comprender el trasfondo mágico de la lectura.

Muchas personas, sobre todo las de más edad, recordamos con mucho entusiasmo aquellos primeros libros que nos dejaron huella en el alma y nos llevaron por lugares desconocidos como si de verdad hubiésemos viajado por sus caminos.

Recuerdo que mi padre fue un gran maestro y tenía una técnica muy especial para enseñar a los pequeños a leer sin sufrir. Y mucho me asombra en la actualidad que todavía haya quienes insisten en enseñar a los pequeños el alfabeto son su contexto.

La mayoría de la letras, por no decir todas, exceptuando las vocales, tienen significado si se acompañan de las mismas. El nombre abstracto de una consonante, crea más confusión que ayuda. Pero al ir aprendiendo sílabas completas, adquieren sentido de inmediato.

En fin, ya he dicho muchas cosas, pero enseñar a leer a los adultos que creen que saben y de verdad no saben leer, es una tarea distinta y nos llevaría más espacio del que esta breve columna nos ocupa.

Por hoy lo importante es reconocer que una de las principales habilidades, que va a abrir puertas y ventanas al futuro de las jóvenes generaciones, es precisamente la capacidad lectora.

Y no por nada un pensador contemporáneo, ha dicho que “el mundo del futuro será de quienes sepan leer”.

Pero ciertamente, se trata de leer e interpretar, de asimilar y comprender, de comprender y hacer tesoro de la sabiduría escondida que las generaciones del pasado nos han dejado como herencia a través de los escritos que nos legaron.

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