El comentario en Facebook del General Glen D. VanHerck, jefe del Comando Norte de Estados Unidos levantó polvareda y convulsionó el discurso de la mañanera en Palacio Nacional, mientras que las señales surgidas de un sector del Senado mexicano en apoyo a Rusia pusieron tensión a la relación diplomática con el vecino del norte.“México es actualmente la más grande base de operaciones de las agencias de espionaje ruso”, dijo el militar. Y la respuesta del presidente López Obrador fue inmediata. “Hay que mandarles telegramas, avisandoles de que México no es colonia de ningún país extranjero, que México es un país libre, independiente, soberano. Que no somos colonia de Rusia, ni de China ni de Estados Unidos”.Se ‘engallo’ el presidente y con mucha razón ante la insinuación del comandante noerteamericano, pero entendiendo que la alusión no era una acusación al gobierno de México que indicara que da luz verde a la aseveración, sino una apreciación de lo que los servicios de inteligencia perciben que sucede en nuestro territorio por estar tan cerca de la máxima potencia militar en el mundo.Además, hay que dejarlo claro. Si bien es cierto que en diciembre del 2020 el Senado aprobó una iniciativa presidencial -que fue una reforma a la Ley de Seguridad Nacional- para limitar la presencia de agentes extranjeros en nuestro país- que básicamente está enfocada a la actividad de agentes estadounidenses de la DEA (Administración de Control de Drogas) y de la CIA (Agencias de los Servicios de Inteligencia), cuando otras potencias -llámese Rusia o China- quieran introducir espías a nuestro territorio para operar y observar a Estados Unidos, no nos van a pedir permiso para hacerlo, cómo puede estar sucediendo en estos momentos con decenas de agentes. Además, como Estados Unidos se dio cuenta que Rusia tiene un centro de espionaje en México, precisamente porque ellos también tienen sus propios espías en nuestro territorio.Pero en fin, da la impresión de que -en el fondo- lo dicho por VanHerck es simplemente y llanamente una respuesta ‘subliminal’ a la ambigüedad que hemos asumido en el conflicto con motivo de la invasión rusa en Ucrania. El discurso que López Obrador ha manejado abiertamente es que “Nosotros no vamos a participar ni a favor ni en contra, es una postura de neutralidad la nuestra, que tie e que ver con la política exterior de México”, mientras que la posición mexicana en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y del canciller Marcelo Ebrard, han sido más de condena y oposición a lo que sucede en territorio ucraniano.Esa es la ambigüedad, que Washington observa y de la que quiere ‘llamar la atención’.Y para colmo de las sensibilidades y para ‘erizar’ más los pelos de quien habita en la Casa Blanca -Joe Biden-, el teatro armado en la Cámara de Diputados, cuando legisladores del partido oficial, del Trabajo y del Revolucionario Institucional frente al embajador de Rusia formaron un bloque prorruso cuando miles de personas huyen de Ucrania ante la invasión ordenada por Vladimir Putin. Por supuesto que el guiño se vio desde Washington y nuestro vecino quiso poner ‘los puntos sobre las ies’. Fue directamente el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, quien en la misma Cámara en San Lázaro, un día después del insensible pronunciamiento, dijo “Tenemos que estar en solidaridad con Ucrania y contra Rusia. El embajador de Rusia estuvo ayer y dijo que México y Rusia son cercanos, eso, perdón, nunca puede pasar, nunca puede pasar”. Como quien dice, Estados Unidos ‘pintó su raya’.Debe, a la voz de ya, tomarse con más seriedad y más mesura los asuntos que puedan impactar de manera negativa las relaciones. López Obrador debe entender que lo que dice como presidente tiene repercusiones y muchas veces no es acorde con nuestra historia, dañando la imagen no solamente de él, sino la de México. Debe actuar con sentido común y evitar las ambigüedades, cuando muchas veces él mismo lo hace con otros países y en otros asuntos.Ahora que Washington ‘pintó su raya’, lo recomendable es que se actúe -sin arrodillarse- con mesura, diplomacia y sentido común, que desafortunadamente parece es todo lo que le falta a López Obrador. ¿Usted, qué opina?.
